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La bomba

25/03/2021 - 

VALÈNCIA. El domingo 4 de abril, cuando vuelva LaLiga, se verán las caras Cádiz y Valencia en un partido en el que, tras la victoria frente al Granada, el drama sólo se podrá teñir de amarillo. El buen hacer de los blanquinegros en Mestalla ha permitido espantar los fantasmas del descenso casi de forma definitiva. Incluso, una victoria el domingo en el Carranza conseguiría hacer desaparecer el ‘casi’ de la afirmación anterior. Por desgracia, en este año de pandemia es la temporada que nos ha tocado vivir. Una campaña en la que los malos resultados acabaron con la ilusión en unas pocas jornadas. Justo lo contrario de lo sucedido en el verano de 2014. Entonces, un 1 de septiembre explotó ‘la bomba’. Así se bautizó la llegada de Álvaro Negredo. Con 30 millones de euros, Peter Lim le ponía la guinda al proyecto de su primer mandato al frente de la entidad che. 

El vallecano llegaba lesionado y pese a ello desataba la locura en una amplia mayoría de la afición. Tanto fue así que cerca de 12.000 personas se acercaron hasta el coliseo de la avenida de Suecia para presenciar en directo el primer día en el que ‘El Tiburón’ iba a lucir el murciélago en el escudo de su camiseta. El valencianismo se las prometía muy felices y me atrevo a asegurar que aquella temporada lo fue. Los famosos 77 puntos y el gol de Alcácer en Almería hacían presagiar que se le había dado el pistoletazo de salida a una muy buena época para el club. Pero como sucedió con Negredo, el globo se desinfló demasiado pronto. 

El caso del delantero fue paradigmático. Aterrizó en el Cap i Casal para marcar diferencias y apenas anotó 18 goles en 24 meses. Nunca le acabaron de salir las cosas. Además, en su periplo che se topó con Nuno cuya relación nunca llegó a ser la mejor y fue degradándose jornada a jornada hasta acabar con el atacante en la grada un año más tarde. Álvaro quizá llegó cuando no tocaba. Estoy convencido de que él también lo piensa. Porque el momento de su fichaje por el Valencia estuvo a un paso de cerrarse 5 años antes. En 2009, las19 dianas en su cesión al Almería habían despertado el interés de los equipos que optaban a competir con Madrid y Barça. Su contrato lo vinculaba con el club blanco pero en el ambicioso proyecto de Florentino no tenía cabida. A Chamartín habían llegado Cristiano, Kaka y compañía y, además, el máximo mandatario merengue quería convencer a David Villa para que el asturiano se convirtiera en su delantero. Pero cuando todo parecía que así sería, el Valencia no vendió.

En aquella operación, Negredo iba a ser su sustituto como blanquinegro. Es más, era su deseo. Unai Emery y su íntimo amigo Bruno Saltor lo habían terminado de convencer. Creía que era su destino. Además, su primera mujer era valenciana y estaba entusiasmada con la posibilidad de volver a casa. Sin duda, se habían juntado los astros. Sin embargo, se torció. Al menos para los de Mestalla porque finalmente, Álvaro acabó en Sevilla dónde se convirtió en internacional, referencia del fútbol español e hizo méritos -con cuatro dolorosísimos goles incluidos al Valencia de Valverde- para firmar nada más y nada menos que por el todopoderoso Manchester City con el que alzaría un doblete. 

A sus 35 años, 'El Tiburón' sigue viendo portería. Con las 7 dianas que lleva es el máximo realizar del equipo que dirige otro ex como Álvaro Cervera y volverá a ser una amenaza para los hombres de Javi Gracia. Habrá que estar muy atento a sus 'mordeduras', esas que echamos tanto de menos aquí. Una pena. El Negredo en plenitud hubiese puesto en pie a Mestalla. Ese sí hubiera sido la bomba.

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