opinión

La canción del verano

1/06/2019 - 

VALÈNCIA. Una vez terminada una temporada tan movida como inolvidable por la apoteosis final, título de Copa incluido, no ha faltado quien, movido por la inquina y el sensacionalismo más soez ha intentado aguarnos la fiesta desde diversos poderes mediáticos radicados en la Capital del Reino. Algo que puede sorprender a los no iniciados pero que no nos viene de nuevo a quienes, por razones de edad, lo hemos tenido que padecer en tantas ocasiones. Cuando el Valencia hiberna en la grisura de los de abajo, somos un Club simpático y nos pasan la mano por el hombro con un cinismo paternalista, artificial e impostado. Sin embargo, cuando el Valencia renace de sus cenizas y amenaza el establishment, el paternalismo torna en belicosidad y pasamos a ser culpables de la muerte de Manolete, del Cambio Climático y de cualquier desaguisado que se produzca en el Planeta: nada nuevo bajo el Sol. La misma mediocridad de siempre y desde los mismos púlpitos de siempre. 

Pero… para borrar la sonrisa del rostro del aficionado valencianista hace falta mucha más artillería de la que son capaces de producir aquellos que desean nuestra desgracia. El Valencia CF ha terminado entrando en Champions y ha rubricado un final de temporada extraordinario levantando la Copa de Rey al cielo sevillano y… a quien le pique… que se rasque hasta que toque hueso. Personalmente, prefiero su versión hostil. La otra: la del poderoso que te sonríe y te lanza unas migajas para que te arrastres bajo su mesa… me repugna hasta el infinito. 

También es cierto que pronto debemos bajar de las nubes porque la cantinela veraniega de los fichajes y desfichajes ya se ha desatado con toda su virulencia. La canción del verano ya suena con fuerza en todas las emisoras y aquí empieza a sonar una con mucha fuerza que lleva en su título el nombre de Rodrigo. Es cierto que estamos en el minuto uno de ‘ese’ partido y que queda mucho verano por delante, tanto para el `caso Rodrigo’ como para cualquier otro, pero también es verdad que estamos ante un verano diferente. Por una parte, no tenemos ni Mundial ni Eurocopa con lo que muchos de los movimientos que aguardan a la finalización de este tipo de competiciones por afectar a futbolistas que las disputan, se pueden terminar precipitando antes de lo usual. Por otra, los tres Clubes más poderosos del fútbol español: FC Barcelona, Real Madrid y Atlético, a diferencia de otros años, van a revolucionar sus respectivos planteles, los unos porque la urgencia de tapar su fracaso con fichajes de relumbrón y en el caso del Atlético, porque se le va media plantilla y ha de reconstruir su vestuario y todos esos movimientos acaban siempre generando un efecto dominó que alcanza a muchos otros clubes. Y… por si todo esto fuera poco, también hay otro factor que puede precipitar algunos movimientos. Este año, en la Premier League, el mercado se cierra a principios de Agosto porque, y me parece muy lógico, han decidido que quede cerrado el Centro Comercial antes de arrancar su Liga, la FIFA lo ha autorizado y también desde el Reino Unido se genera un buen número de operaciones que, de una manera u otra, terminan afectando a nuestra Liga. Con lo que… no hay espacio para la holganza. Sin prisa pero sin pausa hay que estar especialmente atentos al mercado, los Clubes ya lo están y los agentes van como locos. 

Afortunadamente el Valencia arranca en ‘este’ partido con un lastre bastante menor que el verano pasado porque, gracias a la Champions, ha entrado más dinero en la caja y no existe la necesidad de vender a los ‘buenos’ de manera urgente salvo que se presenten oportunidades de mercado a las que interese atender no ya desde la miseria económica, sino desde la estrategia que culmine con la construcción de una plantilla competitiva y ambiciosa. Las tiendas ya han abierto.

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