La caricia nacional

VALÈNCIA. La polémica arbitral es una parte consustancial con el fútbol. Quizá nazca de ahí su tradicional indumentaria de color negro porque, más allá del acierto o desacierto, el colegiado termina siempre convirtiéndose en el ‘muñeco de pim, pam, pum’ de este negocio. Y es bien cierto que en muchas ocasiones se lo ganan a pulso pero, también es verdad, que resulta casi imposible dejar a todo el mundo satisfecho y también que el propio ‘sistema’ está montado para que así sea. En cualquier caso y sabiendo que no es un discurso popular y mucho menos populista, tengo muy claro que aquí no hay conspiraciones y que, siempre despejando de la ecuación al Real Madrid y al FC Barcelona, los árbitros reparten errores y aciertos entre los demás a partes iguales. Son los ojos de cada parte interesada los que agigantan los errores en función de las distintas ‘militancias’. Y si antigua es la propia polémica arbitral, tan antigua o más es la excusa de la polémica arbitral y cuando un equipo no va cara al aire no tardan en airear los malos arbitrajes para justificar lo que no siempre tiene justificación. Sé que a muchos de ustedes les gustaría leer otra cosa pero un servidor, ni cree que un árbitro lleve apuntado desde Octubre que a Messi le anularon un gol legal en Mestalla y vea cada vez que pite al Valencia la oportunidad de pasarle factura, ni cree que Álvarez Izquierdo tuviera pendiente alguna con el Alavés para no ver el penalti de Garay el miércoles en Mendizorroza. Simplemente… podrían ser mucho mejores de lo que son y eso nos lleva a otros análisis ¿se puede mejorar el arbitraje?  Parece claro que sí, que hay árbitros rematadamente malos en la Liga española, que la necesaria unificación de criterios brilla por su ausencia y que – anclado en el pasado-, el ‘asunto arbitral’ ha huido como gato del agua de aquellas mejoras tecnológicas que podrían facilitar su labor. Pero de ahí a ver confabulaciones judeo-masónicas, persecuciones y ajustes de cuentas va un Mundo. Aunque en ese Mundo se viva muy cómodo por tener siempre a quien echarle la culpa de todo. Desde el absoluto respeto a todas las opiniones, así lo veo.

Algo distinto sucede cuando el FC Barcelona y, sobre todo, el Real Madrid, andan por medio porque, cuando así es, el reparto errores ya no es tan equitativo. Cualquiera que se enfrente a ellos saldrá ‘trasquilado’ en el 90% de las ocasiones pero, tampoco en este caso, creo que tenga que ver con ningún tipo de favoritismo y sí con el pavor que les tienen los árbitros. Un terror paralizante más que a las propias instituciones, al famoso ‘entorno’ que actuará como un factor multiplicador infinito al trencilla que ose a equivocarse en su contra. El árbitro, en general y con honrosísimas excepciones, no teme ni al Bernabéu ni al Camp Nou ni al Barça o al Madrid. Lo que le aterroriza es la maquinaria mediática que el Real Madrid pondrá en marcha  para criminalizar al Sr. Estrada Fernández si es que, esta tarde, en Mestalla comete error alguno en contra de los suyos. A la espera que el árbitro del partidazo de esta tarde pueda pasar inadvertido y generalizando,  tengo muy claro el asunto: Entre el castigo que puedan recibir de la ‘caverna madridista’ y que se les pueda infringir desde Valencia, Sevilla o San Sebastián siempre preferirán estar a bien con los ‘cavernícolas’.

Y esta situación, lejos de corregirse, va a ir a  más porque, por ejemplo el propio Valencia CF, sea por un complejo de inferioridad o por recibir una vez al año una “caricia nacional”, es repetida y torpemente propenso a alimentar el entorno nacional-madridista despreciando al propio,  de manera que el ‘propio’ siempre es y será menos ruidoso que el otro y… el ‘otro’, una vez pasada la visita de rigor, haber entrevistado a quien le haya dado la real gana y haberse comido la paella , seguirá con su militancia habitual porque … ‘la cabra tira al monte’.