VALÈNCIA. Los movimientos pendulares e imprevistos del Valencia en la semana previa al cierre del mercado, que se extingue esta noche a las 23:59:59 horas, los tres días de descanso que ha tenido la plantilla para enfriar la cabeza tras la derrota en el Metropolitano y la carga de partidos, y la llegada de Eray Cömert e Ilaix Moriba sin tiempo para adaptarse, han cubierto con un velo el partido que se disputará el miércoles en Mestalla. Ni más ni menos que, hasta la fecha, el duelo más importante de todos cuantos ha librado el equipo del murciélago. Llegan los cuartos de final de la Copa del Rey y con ellos la posibilidad de acceder a las semifinales y, finalmente, a la gran final. Y Bordalás se enfrenta a la primera gran encrucijada de su accidentada aventura en el Valencia.
Mientras la hinchada saliva con la posibilidad de repetir presencia en la final tal y como sucedió el glorioso 26 de mayo de 2019 frente al FC Barcelona, al preparador de Alicante le sucede algo similar. Sus sensaciones son parecidas frente a ese sueño. Entrenar en Mestalla, pese a las minas que ha ido sorteando por el camino, supone la cima de su carrera, y disputar una finalísima por primera vez engordaría su currículo y daría lustre a su trayectoria.
En otro contexto, en un club histórico con un funcionamiento correcto y una planificación deportiva lógica -esto es, lejos del alcance de Meriton-, Bordalás podría preparar liga y Copa sin necesidad de escoger a qué carta jugar, pero en la ruleta del Valencia actual el entrenador tendrá que elegir si rojo o negro. Las razones ya son un tópico este curso: aluvión de lesiones y recaídas sin explicación; plantilla descompensada; jugadores agotados y, varios, fuera de posición; refuerzos que llegan tarde sin minutos en sus clubes y con escasos entrenos en Paterna; futbolistas clave lesionados como Gabriel o Paulista, y el calendario diabólico de enero con tres derrotas consecutivas en liga.
Todos estos factores dejan esta semana a Bordalás en un cruce de caminos. Cádiz y Real Sociedad son los enemigos en esta semana con doble compromiso en Copa y liga. El Cádiz es el obstáculo antes de las semis. El once andaluz era uno de los rivales más débiles que estaba en el bombo de cuartos. El calendario copero ha sido plácido para el Valencia, limpio de contrincantes temibles. Una invitación a apostar por la competición sin plantilla para afrontar muchos retos. La Real continúa opositando a clasificar para la Liga de Campeones.
El técnico, por tanto, está ante una decisión peliaguda y debe elegir entre la Copa, el camino más corto hacia un título, o escalar los cinco puntos que lo separan de Europa en la liga. Con la plantilla afectada por el 'no-proyecto' de Meriton, Bordalás debe priorizar una competición y cruzar los dedos para no darse un trompazo en la competición que sacrifique. No tiene equipo para más por obra y gracia de Anil Murthy.
Si opta por la liga y avanza, esa misma decisión deberá tomarla para afrontar la ida de las semifinales que se disputará el 9 de febrero, aunque el rival liguero esa semana es el Deportivo Alavés.
El debate se abre esta semana. ¿Qué priorizará Bordalás? El entrenador responde mañana en rueda de prensa tras una semana libre ante los medios de comunicación que habrá agradecido. Siempre puede contestar que el siguiente partido es el más importante y ese enfrentamiento es el del Cádiz.