Valencia Basket se despide de sus opciones de manera matemática en la competición continental antes de acabar la primera vuelta
VALÈNCIA. ‘Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido’. Esta frase de Neruda, a la inversa, resume la actual participación de Valencia Basket en Euroliga. Durante años se lucha y se sueña con llegar a la competición y, cuando se alcanza, las opciones se consumen casi más rápido que la llama de una vela. Desde la última presencia taronja en Euroliga en la temporada 2014-2015, volver a estar entre los mejores equipos de Europa fue un anhelo que ha tardado tres temporadas en volver a hacerse realidad. Y ahora que se ha devuelto la competición a la Fonteta, un balance de tres victorias y once derrotas alejan casi cualquier posibilidad de aspirar a algo.
Si antes de la derrota ante Zalgiris ya se hablaba de que las opciones matemáticas de Valencia Basket eran complicadas, a día de hoy se tornan prácticamente inexistentes cuando todavía no ha acabado la primera vuelta de la Euroliga. La semana que viene el conjunto taronja cierra esa primera vuelta recibiendo a un Panathinaikos en la tercera plaza, por lo que parece poco probable que la mala racha acabe en esa cita. El conjunto griego llega con más del triple de victorias que los de Txus Vidorreta, diez en concreto, y solo cuatro derrotas.
Una vez Valencia Basket ha ‘tocado fondo’ en Euroliga, solamente queda poder mejorar. Y tiene 16 oportunidades de hacerlo de aquí al final de la competición regular. La presión de Valencia Basket en estos momentos por conseguir sacar una victoria en Europa dos meses después ya es bastante asfixiante. Si además los jugadores taronja tuvieran que mirar hacia arriba al equipo que cierra el Top 8 en estos momentos, el Maccabi Fox Tel Avi con 8 triunfos, esa presión pasaría a ser insoportable.
Observando el único precedente del sistema de competición actual de la Euroliga que es de la pasada campaña, el equipo que cerró el corte del playoff fue el Darussafaka Dogus Istanbul con 16 victorias y 14 derrotas. Si se toma como referencia, Valencia Basket debería ganar 13 de los 16 partidos que le quedan para poder clasificarse. Aunque el corte estuviera en un par de triunfos menos, las probabilidades de que el conjunto taronja se clasifique seguirían siendo nulas. Los jugadores taronja ahora en Euroliga se deben a su público, que necesitan urgentemente una dosis de victorias que devuelva la felicidad a la Fonteta.
Valencia Basket ha visto cómo se ha ido mermando poco a poco desde el balance 3-1 al inicio de la competición hasta el 0-10 que arrastra desde octubre. Las lesiones, los nervios y la losa de las derrotas han sido como puñales para un equipo Campeón de Liga que no se está encontrando esta temporada en condiciones de competir contra los mejores.
Las dificultades de la Euroliga por el calendario y los rivales eran conocidas y evidentes. Como también lo son que el principal objetivo de Valencia Basket es regresar a la competición continental haciendo la mejor actuación posible en la ACB. Un objetivo que hasta el momento se está cumpliendo, pues el equipo taronja está en la segunda plaza con un balance de nueve victorias y tres derrotas.
Una buena posición en Liga Endesa tras la que se escuda Txus Vidorreta, señalado por buena parte de la afición como el principal culpable, para defenderse de la opuesta situación en la Euroliga. Una arma de doble filo puesto que, aunque por ahora le está sirviendo de salvaguarda, queda mucha liga por delante y una Copa del Rey en febrero, en la que la actuación de los taronja podría ser clave para la continuidad o no del entrenador.