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La gente del Valencia, una protesta y un ejemplo

25/11/2021 - 

VALÈNCIA. Al grano. El Valencia CF es su gente. Y sin su gente, no hay Valencia CF. Así, sin anestesia. La gente no es dueña de las acciones, pero sí del sentimiento centenario que alumbra ese club desde que se fundó en el mítico Bar Torino. El tiempo pasa y el valencianista ya sabe que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Destrozado a conciencia, desintegrado día a día y con unas cuentas que, de no haber capitalización, serían causa de disolución, el Valencia sobrevive como buenamente puede a su máximo accionista. 

Peter Lim insiste en que no vende, Meriton Holdings sigue a lo suyo. Anil sigue siendo el ejemplo de todo aquello que el Valencia CF jamás puede ser y ahora, de propina, un recién llegado al club se permite el lujo de hacer bailecitos y mofas a una afición que debería respetar y trata con displicencia. Que el club está desnortado, se sabe. Que Meriton es una gestión calamitosa, se sabe. Que Peter Lim trata el club como un juguete roto, se sabe. Y que la situación es terrible, es de dominio público. 

Y la gente del Valencia tiene claro el horizonte. No va a desesperar y no dejará de denunciar y protestar contra un club que siente suyo. Si el cuerpo pide movilización, manos a la obra. Si el valencianista quiere tomar la calle, que lo haga masivamente. Y si el hincha cree que el mundo entero debe saber qué es lo que está pasando en su club, tiene todo el derecho del mundo a expresarse. Desde la libertad, desde el civismo y desde la educación, por supuesto. Pero también desde la razón, el sentimiento y la perseverancia, porque el Valencia es su gente. Y sin gente del VCF, no hay VCF.

¿Y el equipo, qué? Pues salvando las distancias, el presupuesto y la exigencia histórica del peso de la camiseta, el VCF tiene un espejo donde mirarse. El Rayo Vallecano. Un equipo maravilloso que convive, milagrosamente, con una gestión ruinosa, oscura y lamentable, que rechaza masivamente la afición de Vallecas. Ni siquiera Martín Presa, el Peter Lim particular del Valle del Kas, que no quiere vender y no quiere irse ni con agua caliente, está siendo capaz de torpedear el buen hacer de un entrenador y un grupo que compite, de maravilla y por encima de sus limitaciones, aislando el escudo de la mezquindad. Presa empequeñece el club cada día que pasa y la plantilla lo engrandece cada fin de semana. Promesas incumplidas de cobro, retraso en los pagos de las nóminas, un estadio que se cae a pedazos, obras que no avanzan, polémicas con los abonos y la insostenible situación del equipo femenino. Ese es el pan nuestro de cada día en Vallecas, por cortesía de Presa, que si tenía como objetivo imitar a Peter Lim, lo está haciendo de maravilla. Bueno, pues a pesar de toda esa mediocridad, el Rayo compite. Sale al campo, juega y lo da todo.

Sí, el Rayo. Ese es el espejo donde debe mirarse el Valencia CF. No tiene los mismos objetivos, ni la misma solera, ni la misma grandeza, ni la misma masa social, pero sí tiene que mirarse en el Rayo para copiar cómo se sale del pozo con dignidad. Bordalás quiere más, el grupo quiere más, el aficionado demanda más y la tarea, aunque complicada porque el club tiene más agujeros que el Prestige, es la que es. Competir, ser un equipo bronco y copero, hacer de Mestalla un fortín y conseguir que el aficionado, harto de la propiedad, se sienta orgulloso de su equipo. Ese es el camino. En la calle, protesta cívica contra la peor gestión de la historia del fútbol europeo. En la grada, rechazo a Meriton. En el campo, apoyo incondicional al equipo, porque ese escudo no se pisa, se honra. Y en caso de duda, recuerden: el Valencia CF es su gente. Y sin su gente, no hay Valencia CF.

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