A pesar del discurso de tranquilidad que siempre emana de la entidad, se hace complicado no pensar en objetivos mayores y buscar llegar lejos en las competiciones coperas, tanto nacional como internacional
VALÈNCIA. El Villarreal CF afronta su decimonovena temporada en la máxima categoría del fútbol español con el objetivo de dar un paso adelante más, tras haberse afianzado los últimos años en la zona europea y haber realizado un importante desembolso económico para reforzar su plantel.
A pesar del discurso de tranquilidad que siempre emana de la entidad, se hace complicado no pensar en objetivos mayores y buscar llegar lejos en las competiciones coperas, tanto nacional como internacional.
El Villarreal presenta uno de sus presupuestos más altos, al superar los cien millones de euros, a lo que se suma los movimientos de mercado de este verano, que han alcanzado los setenta millones, lo que supone la mayor inversión de su historia a la espera de que el equipo pueda entrar en la lucha por la Liga de Campeones.
Otro de los anhelos de la entidad es poder jugar una final, tras quedarse en varias ocasiones a las puertas, por lo que tanto la Copa del Rey como la Liga Europa tendrán una importancia capital.
Para este nuevo proyecto, el club mantiene su base, tanto en el banquillo, como en el terreno de juego. Así, la continuidad de Javier Calleja es una muestra por la apuesta por un estilo y por una forma de trabajar, ya que es un técnico de la casa que quiere recuperar el juego de posesión.
Tras un primer año accidentado en el que debió hacerse cargo del equipo con la temporada en marcha, el técnico podrá contar con un equipo hecho a su medida.
Esta apuesta por la continuidad también que se ha trasladado al capítulo de fichajes con la incorporación de jugadores de la cantera y que ya han estado en el club o conocen muy bien al equipo.
Destacan los nombres de Santiago Cazorla, Gerard Moreno o Alfonso Pedraza, todos ellos formados en la cantera amarilla y que han regresado este año al club.
El caso de Cazorla es sin duda el más especial, al apostar por su regreso cuando parecía desahuciado para el fútbol. Un regreso que supone una inyección de fútbol y de ánimo para todo el club y su entorno, que le ve como el referente de las mejores etapas.
A Cazorla se le suman los nombres de Gerard Moreno y Toko Ekambi, ambos delanteros y los jugadores por los que más dinero se ha invertido. Los cuarenta millones que dejó Bakambu en enero, se han destinado a estas dos operaciones.
A ellos se les suman dos fichajes muy estilo del club, como son Santi Cáseres y Miguel Layún. El primero un mediocentro argentino, uno más en la larga lista de jugadores de este país que han recalado en el Villarreal.
Su llegada era necesaria, tras la marcha de Rodri y a la espera de lo que suceda con Bruno Soriano. Caso el del capitán que sigue siendo un incógnita, ya que no cuenta con fecha de regreso. Tras una temporada fuera del equipo, se ve complicado contar con Bruno al máximo nivel, pero habrá que esperar a ver cual es su evolución.
A las dudas sobre Bruno, se suma la salida de Rodrigo Hernández, que la temporada pasada fue referente para el equipo. Su salida al Atlético ha obligado a realizar este fichaje de Cáseres, con la idea de tener un jugador de futuro en esa demarcación.
El mexicano Miguel Layún llega para aportar polivalencia y veteranía, ocupando el puesto de Antonio Rukavina, que deja la entidad para fichar por el Astana.
Otro de los fichajes destacados es el del defensa argentino Ramiro Funes Mori, que llega para apuntalar esa demarcación y siendo también una apuesta de futuro.
Con el mercado de fichajes aún por cerrar, Dennis Cheryshev, Roberto Soriano y Nicola Sansone tienen las puertas abiertas a la espera de que pueda llegar una oferta de interés.
Por contra, desde la cantera llegan tres jugadores que van a estar con el primer equipo de forma habitual, como son Manu Morlanes, Miguel Llambrich "Miguelón" y Daniel Raba, una certificación de la apuesta por los jugadores de la casa.