Como un reloj estropeado da la hora, cuanto menos, dos veces de forma correcta a lo largo de un día… sí, acertaron con Guedes. Tenían mucha razón: este chico es una barbaridad de futbolista...
VALÈNCIA. Como tengo la mala costumbre de decir siempre lo que pienso, dije y escribí allá por el mes de agosto que no tenía ni puñetera idea de lo que podía aportar Gonçalo Guedes al equipo de Marcelino porque lo había visto jugar muy poco. También dije y escribí que me sorprendía que, de repente, surgiera de bajo de las piedras todo un ejército de expertos en la vida, obra y milagros del joven portugués y me sorprendía porque el chico había tenido tan poquitas oportunidades de mostrar su talento que me parecía algo extraño el caudal de conocimiento con el que muchos nos ilustraron en aquel momento. Ahora sí tengo una opinión formada por lo que he visto que no depende de los análisis de aquellos que prejuzgan los fichajes en función de quién los trae de la mano. Como un reloj estropeado da la hora, cuanto menos, dos veces de forma correcta a lo largo de un día… sí, acertaron con Guedes. Tenían mucha razón: este chico es una barbaridad de futbolista. No lo eran ni Filipe Augusto ni Aderllan Santos, para quienes también hubo un buen repertorio de elogios sin haberlos visto parar un balón, pero este… sí: Gonçalo Manuel Ganchinho Guedes se ha convertido en el nuevo ídolo de una afición que andaba sedienta de ello y lo ha hecho desplegando un fútbol eléctrico que está al alcance de muy pocos y que, obviamente, dispara todas esas alarmas que se disparan en los ‘Clubes Gigantes’ cuando se advierte un destello de talento por encima de lo habitual. Guedes está, con sólo 21 añitos, tan por encima de la media que sería la estrella rutilante perfecta entorno a la cual construir ese nuevo equipo rico que nos prometieron que íbamos a ser y ojalá esto terminase siendo así: que en lugar de convertirse en el futbolista que rompe el mercado un verano para terminar en el City , en el United o en el Barça, fuese el futbolista que rompe el mercado para pasar a ser propiedad del Valencia CF.
La pregunta del año…: ¿Es posible? . Sólo Peter Lim lo sabe. Y me encantaría pensar, como imagino que a todo seguidor del Valencia, que la información publicada por L’equipe en su momento fue absolutamente certera y que Lim pudiera tener un acuerdo ya cerrado con el PSG para ver muchos años al chaval haciendo volar el 7 por la banda de Mestalla porque cada partido que juega sube su cotización como la espuma y parece lógico pensar que habrá más de uno y de dos clubes de esos que sí atan los perros con longanizas dispuestos a soltar una verdadera ‘morterada’ para llamarlo a filas. Prefiero creer que los periodistas del rotativo parisino tienen todo ‘atado y bien atado’ que pensar que el agente del jugador haya extendido sus largos tentáculos para que, una semana sí y otra también, se vaya publicando el interés de diferentes clubes e ir aumentando el precio y así convertir al chico en objeto de una gran subasta con la que obtener pingües beneficios. Lógicamente no sólo está en su derecho a hacerlo sino que , además, habrá que reconocer que precisamente en eso consiste su trabajo pero… qué quieren que les diga. Si es así, ojalá no le salga la jugada y… en cualquiera de los casos, si tiene que alargar la subasta , que lo haga lo suficientemente larga como para que podamos disfrutar de él en Mestalla , por lo menos, una temporadita más. Aquí se va a lucir como en ningún sitio y, si todo va bien, también contará aquí el año próximo con el escaparate de la Champions.