análisis | la cantina

La lección de Rocío Gil a Javier Mateo, que es también la de Catalá a Ribó

15/03/2024 - 

VALÈNCIA. Hace casi un año, un 31 de marzo, abrí esta cantina para lanzar un llanto escrito que hacía regularmente, cada cuatro o cinco años, desde 1992. Habían pasado 31 años desde que una poderosa mujer de esta ciudad, València, desde que una judoca con una timidez enfermiza, pero también con la determinación de los triunfadores, se proclamó campeona olímpica en los Juegos de Barcelona 92. Y mi queja venía porque Almudena Muñoz, que es esa deportista que pasó a la historia como la segunda mujer española que ganó una medalla de oro olímpica, jamás había obtenido un reconocimiento en su ciudad en forma de calle, plaza o pabellón con su nombre, un privilegio que sí disfrutaron los otros medallistas por todo el país.

El cliente de esta modesta cantina podrá imaginar que en 31 años, ya casi 32, el Ayuntamiento ha cambiado de manos en más de una ocasión. Y que, por lo tanto, también han ido variando los responsables del deporte en la ciudad, los concejales. Así que ninguno de ellos, de un partido y del otro, fuera del color que fuera, decidió acabar con esta injusticia. Todos los medallistas españoles celebraban, antes o después, la dedicatoria del ayuntamiento de su pueblo o ciudad con la concesión de una calle o un recinto deportivo. Pero nunca llegaba el premio para Almudena.

Habían pasado tantos años que la antigua judoca, que, para colmo, encima, trabaja en la Fundación Deportiva Municipal, ya había dejado de esperar nada. Vivía resignada y, como no puede ser de otra forma, siguió su vida con dignidad, lloró la muerte de sus padres, unos padres que no pudieron ver y disfrutar de los honores que merecía una ciudadana ilustre como su hija, y continuó yendo cada día a trabajar con su profesionalidad de siempre junto a esos concejales que no vieron necesario mover un dedo por ella.

El último de ellos (ya penúltimo) fue Javier Mateo. El entonces concejal de Deportes presentó a la Junta de Gobierno Local la solicitud de dedicar una calle tanto a Pipo Arnau como a Toni Lastra. Al ver mi artículo, Mateo se sintió ofendido y me respondió por las redes sociales (creo que ha borrado el comentario) que eso que yo pedía no tenía sentido porque existía una normativa que prohibía dedicarle una calle a alguien que estuviera vivo. Vamos, que para recibir los honores que te habías ganado, tenías que estar muerto.

Yo me quedé muy sorprendido, y algo decepcionado por Almudena, porque en ningún momento se planteó que esa norma era absurda para un deportista que a los 40 años ya ha hecho todo lo reseñable que tenía que hacer. Y porque se supone que a los políticos los elegimos, entre otras razones, para acabar con las injusticias. Pero él puso la norma -que, por cierto, yo nunca he visto por escrito- por escudo y se rio de mí en publico porque debió pensar que con ese argumento me había dejado en ridículo.

Yo añadí que si esa norma realmente existía -el Rovellet, afortunadamente, sí tiene su calle en València- su deber era intentar cambiarla o hacer algo para honrar a una de las mejores deportistas valencianas de la historia y una de las únicas 49 personas de España que han ganado una medalla de oro olímpica, el mayor éxito que puede lograr alguien en el deporte.

Luego vinieron unas elecciones, el pueblo decidió mover las sillas y Mateo pasó a la oposición. Su sucesora es Rocío Gil, concejala de deportes, igualdad y educación, y un día, oh milagro, se despertó y decidió que estaría muy bien que tanto Almudena Muñoz como Pilar Javaloyas, una múltiple medallista paralímpica, tuvieran una calle con su nombre en la ciudad de València. Imagino que Rocío Gil también se encontraría a algún cortarrollos por el camino que le diría que ese privilegio, al menos de cruces para dentro, no era posible si estás vivito y coleando. Aquí empieza la lección. La edil no se conformó con esta cantinela, siguió con su propósito y elevó su propuesta hasta la alcaldesa de València. María José Catalá averiguó que esa supuesta normativa fue, más bien, una treta que Mayrén Beneyto se sacó en su día de la manga para darle un portazo en la cara a alguien a quien no querían honrar, y el pasado 8 de marzo, el día internacional de la mujer, aprovechó el Foro Mujer y Deporte para anunciar que iba a pedir una calle para Almudena Muñoz y Pilar Javaloyas.

Almudena y Pilar, que estaban en este foro, se pusieron muy contentas, aunque la propuesta aún tiene que ser aprobada por la Junta de Gobierno Local y después por una comisión. ¿Pero quién puede negarse a que pasen a la posteridad a través del callejero de la ciudad dos grandes deportistas? Imagino que el partido de Mateo votará a favor.

Ese mismo día que Catalá hizo el anuncio, Almudena Muñoz se encontró con Javier Mateo en el balcón del Ayuntamiento. El político no perdió la oportunidad de hacerse una fotografía con la exjudoca un rato antes de la mascletà -luego la subirían a la cuenta de su partido en X-, pero Almudena aún está esperando que la felicite…


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