VALÈNCIA. Aunque en tiempos de pandemia puede que nada deje de ser imprescindible más allá de estar sano, tener ilusiones sigue siendo uno de los básicos fundamentales para seguir adelante y proyectar nuestro futuro. Un sueño muy especial y alcanzable tras el período de confinamiento es vivir la magia de los circos del Pirineo francés y alojarse en una roulotte de época como las que lucen la compañía de Circo Raluy (www.lespyrénées.net / #cuandotodopase).
“El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que lo sostiene” decía el filósofo, matemático y físico francés, Blaise Pascal. Los circos de Gavarnie, Estaubé y Troumouse son algunas de las cimas con más posibilidades de poder coronar pronto ya que son económicamente asequibles, respiran aire puro y están cerca de casa.
La fascinación de los circos glaciares
Todo empieza en Luz-Saint-Sauveur, en el corazón de los Pirineos franceses. Pues, a solo 30 minutos de ahí, nacen los grandes paisajes naturales, Patrimonio mundial de la UNESCO desde 1997: Gavarnie, Troumouse y Estaubé. Estas depresiones en forma de anfiteatro producidas por las erosiones glaciares en el nacimiento de los valles del Pirineo francés, te dejarán sin aliento.
Gavarnie, Troumouse y Estaubé
Al lado de la frontera franco-española se alza el espectacular circo de Gavarnie con sus tres miles de piedra caliza y cascadas que superan los 420 metros de altura, una de las más altas de Europa, Por su parte, el valle de Estaubé no es sólo el circo en el que las marmotas han fijado su domicilio sino que ofrece rincones secretos y está repleto de rutas fascinantes.
Sueños insólitos
Dormir en una roulotte de época no ha sido nunca tan apasionante y objeto de deseo. Situadas en el distrito de Astes, a dos quilómetros de Luz-Saint-Sauveur, las dos roulottes de época -Cleo y Django-, ofrecen magníficas vistas a los circos glaciares para disfrutar de los sueños más insólitos en plena naturaleza del Pirineo francés. Cada una dispone de cama doble e individual.
Las roulottes se hallan próximas las Termas de Saint-Sauveur (S. XVI) y otros interesantes monumentos como la Iglesia templaria de los Hospitalarios de San Juan (S. XII y XIII); el Castillo de Santa María (s. X); y, la Capilla Solferino con torre bizantina (S. XIX),