VALÈNCIA. Julián Calero, a escena. Este lunes será presentado el nuevo entrenador del Levante en el Ciutat de València y empezará, oficalmente, la andadura de un técnico que habrá de tomar decisiones importantes. Porque el madrileño tendrá voz y voto en muchos de los puntos clave de la planficiación deportiva de este verano en Orriols, y la aventura empieza ya. Hay que dictar sentencias. La continuidad de Postigo, los futbolistas con los que cuenta Calero para cambiar la identidad del equipo y aquellos jugadores que desearía incorporar, a coste cero, para apuntalar su vestuario.
Esas decisiones se fraguarán junto al director deportivo, Felipe Miñambres, que ya se mueve en el mercado en busca de opciones con fin de contrato y con una filosofía muy parecida a la que ya empleó el pasado verano. En función de todo ello, Calero empezará a dibujar en su pizarra. Precisamente la nueva identidad de la que, a priori, dotará el ex del Cartagena a su equipo pasará por hacer fuerte al Levante en retaguardia y caminar hacia delante por esa vía. Esta temporada, los granota han estado por debajo de las expectativas en ese apartado: se han encajado 45 tantos, por los 30 de la pasada temporada. Y ese ha sido, además de la falta de gol, uno de los motivos del estancamiento.
Porque en tareas ofensivas, pese a que los delanteros han seguido sin contribuir como se esperaba, el equipo ha rayado niveles de la pasada temporada: 49 tantos a favor (de esta campaña) por los 46 con los que terminó el concurso regular de la 22/23. No obstante, en la defensiva ha habido más problemas, reconocidos además por Felipe en varias de sus comparecencias públicas como entrenador. Para arreglar esa fuga, llega a Orriols una figura con buen bagaje en las últimas temporadas en ese sentido. Y es que Calero fue, por ejemplo, el artífice de los diez encuentros consecutivos sin encajar con el Burgos la pasada temporada.
Entonces, el conjunto de El Plantío fue una de las revelaciones y uno de los equipos menos goleados del curso -acabó con 35 encajados a pesar de no ser uno de los punteros de la categoría-. El Burgos incluso llegó a fantasear con pelear las plazas de ascenso mientras, en el primer compás de esa Liga, lideró la tabla durante varias jornadas y no salió de la zona de 'playoff' hasta la jornada 25, precisamente tras perder contra el Levante. Ese equipo dirigido por Julián Calero perdió, por primera vez en la temporada, en la jornada 12 y acababa de subir de Primera RFEF hacía apenas dos temporadas. "Al final, tenemos un estilo de juego en el que nos sentimos muy fuertes cuando estamos juntos y eso empuja a que nuestra portería esté todavía a cero", decía el exvalencianista Grego Sierra en PlazaDeportiva sobre ese poderoso Burgos.
Es, sin duda, una de las claves de los equipos de un entrenador que, aún así, no ha seguido esa línea con el Cartagena. En 36 partidos que ha dirigido al Efesé, ha encajado 43 goles. Además, lo que también ha marcado el buen hacer de Calero en las últimas tres campañas en Segunda es la línea de tres centrales en retaguardia. Usando carriles largos, ha sido habitual verle juntar a Kiko Olivas, Alcalá y Fontán, con dos laterales con algo más de altura, sobre todo con Izquierdo en el costado zurdo. Es, precisamente, una de las posiciones huérfanas del Levante ahora mismo y donde el nuevo entrenador tendrá voz para pedir refuerzos. Sin Álex Muñoz ni Álex Valle -al menos, de momento, tras concluir su cesión-, solo está Marcos Navarro, que apenas ha contado con minutos este año, como carrilero.