Hay que valorar el trabajo que ha hecho el club, porque todas las peticiones de Marcelino se han llevado a rajatabla. El club no ha vacilado cuando ha tenido que sacar a un jugador al precio que fuera...
VALÈNCIA. Desde que en mayo Marcelino se convirtiera en entrenador del Valencia, han sido innumerables las comparecencias y entrevistas que ha concedido. Gracias a ello, y a su transparencia, hemos sabido exactamente qué herramientas y qué cambios solicitaba el técnico asturiano para tener una plantilla lo suficientemente completa para poder sacarle rendimiento y devolver al Valencia donde merece.
Hay que valorar el trabajo que ha hecho el club, porque todas las peticiones de Marcelino se han llevado a rajatabla. El club no ha vacilado cuando ha tenido que sacar a un jugador al precio que fuera, si Marcelino entendía que era nocivo para el vestuario. Así hemos visto cómo han salido jugadores a un precio muy por debajo de su nivel porque la prioridad para Marcelino era sacarlos a toda costa.
El día de su presentación dejó claro que lo principal era mejorar atrás, que encajando 65 goles el Valencia no iba a llegar a ningún lado y por ello, el club centró todos sus esfuerzos en incorporar a los centrales y al medio centro defensivo. Hasta que Paulista, Murillo y Kondogbia no fueron firmados, el Valencia dejó en un segundo lado los fichajes de los atacantes. 11 millones por Paulista y 13 por Murillo, al final, la gran inversión del Valencia ha estado en la zaga. Con Kondogbia tendrán opción de compra y sin embargo, con los atacantes no ha habido casi desembolso.
Con la retaguardia reforzada, ya era el momento para pensar en el ataque y finalmente llegaron Guedes y Pereira. El delantero no ha llegado porque no era prioritario para Marcelino, así lo dijo abiertamente en varias comparecencias, pero si el asturiano lo hubiera demandado o hubiera sido prioritario, estoy seguro que estaría firmado.
Quería solo dos porteros del primer equipo, quería una plantilla corta y dijo que la cantera iba a tener un papel importante, y así ha sido. Cuando uno recuerda todo lo dicho públicamente por Marcelino y se para a ver la plantilla actual del Valencia, se tiene que dar cuenta que el club ha cumplido, que Alemany ha conseguido exactamente lo que ha pedido el técnico asturiano, sin importarle ni lo más mínimo hacer todo tipo de sacrificios.
El club ha entendido que aquí el que tiene que mandar es el entrenador. Pero a diferencia de otras etapas, se le ha otorgado ese poder a un técnico curtido y no a un experimento, como los Nuno, Neville o Ayestarán o a un desconocedor de la Liga como Prandelli. Marcelino no puede tener queja, se le ha dado casi el mismo poder que pueda tener Simeone en el Atlético. Este proyecto gira en torno a su figura y esto supone una gran responsabilidad. La plantilla está hecha como él demandó el día de su llegada, ahora debe responder a toda esta confianza depositada. Tras el cierre del mercado hay que darle la enhorabuena al club por el trabajo y por supuesto, exigirle al míster que cumpla con lo que prometió, un Valencia en los puestos de arriba.