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Las aristas de sentar a Jaume

10/02/2021 - 

VALÈNCIA. Con el regreso de Jasper Cillessen (Nimega, 31 años) a una convocatoria a la vuelta de la esquina, de par en par, se abren las puertas al debate sobre el estado de la portería en el Valencia. Ya funcionan encuestas y tertulias en los medios de comunicación respecto a la necesidad del cambio o al mantenimiento del estatus actual. Hay partidarios en ambos bandos. La discusión está justificada. La portería del Valencia no tiene estabilidad desde la salida de Neto camino del Barcelona y la llegada de Cillessen al Valencia, en un peculiar intercambio de cromos, con trazas de ser un enjugue económico para cuadrar números en ambos clubs, en el que participó Mateu Alemany, ex director general del club de Mestalla.

Bajo los tres palos del Valencia, Cillessen, mientras ha podido competir, no ha sido el meta regular del Ajax, la selección holandesa o el Barça de la Copa del Rey. Sus actuaciones generaron dudas y provocaron la permuta por Jaume y, luego, al revés, y, más tarde, vuelta a empezar, en un bucle que no se cierra. Justo en el momento en el que su rendimiento subió, coincidiendo con el regreso de LaLiga tras el primer golpe de la pandemia, Voro lo devolvió al banquillo.

Se acabó la temporada y el club, en plena etapa de tijeretazo salarial, colocó en el mercado al meta de Nimega. Su sueldo, el mayor de la plantilla, pesa y mucho en el límite de coste de plantilla. El objetivo era deshacerse de ese carga. El Valencia, sin ofertas convincentes, no consiguió su propósito y Cillessen permaneció en la plantilla. Hasta el 5 de octubre, fecha del cierre del mercado, el presidente Anil Murthy, trató, en vano, de obtener un traspaso.

Mientras, LaLiga había comenzado y Javi Gracia, previsor, la empezó con Jaume ante la posible venta del Cillessen. El técnico, conocedor de la situación abierta con el meta holandés, dentro de las demandas respecto a fichajes cuando todavía había sintonía con Murthy y antes de que se sintiera estafado, pidió un portero. Pepe Reina o Vicente Guaita, entre otros, fueron sondeados.

El 6 de noviembre, Cillessen se lesionó en un entrenamiento. Justo en el momento en el que Gracia parecía meditar entregarle la portería para enfrentarse al Real Madrid en Mestalla. El diagnóstico: una rotura de grandes dimensiones del músculo recto anterior del cuádriceps de su pierna derecha. El 11 fue operado. Le esperaban por delante tres meses de recuperación, que ya se han cumplido.

Jaume, a la llegada de Gracia, se encontró la portería casi por accidente y hasta la fecha la ha defendido alternando grandes paradas con errores de bulto. Siempre ha estado en el ojo del huracán porque no transmite la suficiente seguridad. Claro que la falta de contundencia defensiva del equipo, que abrió el curso como uno de los más bombardeados del campeonato, también le ha perjudicado.

Una cuestión espinosa

Javi Gracia tropezará de morros esta semana, o la semana que viene, con el problema de la portería. El técnico tendrá que decidir si mantiene a Jaume, pese a las críticas, o si le entrega la portería a Cillessen. Esa decisión tiene muchas aristas. Es una cuestión espinosa porque tomarla pertenece al entrenador, aunque el club pueda verse salpicado.

A la entidad le interesa que el holandés vuelva a jugar. Las razones son de índole económica, como la mayoría que está tomando una sociedad lastrada por una deuda enorme. Es el jugador que más coste de plantilla consume en el vestuario, con más de 12 millones de euros por temporada (8,75 de amortización y unos 4 millones de ficha). Además, en verano quedarán todavía 17,5 millones de amortización al quedarle 2 temporadas de contrato, por lo que sacar una venta cercana a esa cantidad será el objetivo del club para no dar excesivas pérdidas en un balance ya de por sí bastante tocado.

El Valencia tiene el consuelo de que Cillessen estará en el escaparate internacional de la Eurocopa el próximo verano. El seleccionador naranja, Frank De Boer, cuenta con él pese a su larga lesión en Valencia. La única amenaza, todavía presente, es la pandemia y la suspensión del torneo continental. Eso devaluaría todavía más el precio del portero, que cotiza a la baja desde que está en el banquillo del Valencia.

Un portero que no juega es un activo más complicado de colocar en el mercado que un jugador en otra demarcación por lo específico de esa posición. Y el mercado actual, marcado por la contención del gasto y los precios cayendo por la tiranía de la covid-19, que lo determina todo, dificulta todavía más la venta del guardameta.

El peso de Jaume

En la toma de decisión de Javi Gracia pesa el rango que posee Jaume en el vestuario. El portero es uno de los capitanes de la plantilla. Su peso específico dentro del grupo es enorme. Su función como adhesivo para pegar el vestuario ante cualquier fractura o problema ya la tenía en cuenta Marcelino.

El abrazo con el técnico asturiano el pasado domingo en San Mamés dice muchas cosas. Marcelino decidió premiar la implicación de Jaume y su compromiso con el club dándole diferentes partidos de LaLiga y la Copa del Rey. Esa determinación le costó al asturiano un agrio enfrentamiento con Neto, que reclamó jugar la final de Copa. Marcelino se opuso y le dijo al brasileño que la jugaría Jaume. El vestuario apoyó al técnico y al meta de Almenara en ese conflicto y Neto, decidió salir. Luego Mateu Alemany acordó el intercambio de cromos con el Barça y llegó Cillessen.

Jaume, junto al resto de capitanes, han defendido el trabajo de Gracia siempre que el presidente Anil Murthy les ha preguntado su opinión por el entrenador en los momentos críticos de esta temporada. Gracia, como Marcelino, tiene una deuda personal con el jugador. Y conoce, además, que el vestuario está con Jaume. Apartar al de Almenara no es fácil. Su responsabilidad para el equipo y su identificación con el club, similar a la de Gayà, Carlos Soler o Toni Lato, es total. En ese aspecto le ganan pocos. El grupo y el entrenador lo saben. Hay muchos intangibles que analizar antes de decidir un cambio.

A diferencia de Jaume, Cillessen pasa desapercibido en el día a día del vestuario. Llegó al Valencia para mantener la portería de Holanda. El resto no le importa demasiado, según cuentan los empleados. Se comporta de manera profesional y punto.

La ascendencia de Jaume tampoco le ha pasado desapercibida al presidente Anil Murthy. El meta está bien considerado por el dirigente. Ha firmado dos veces con Meriton desde 2016. El de Almenara renovó en septiembre de 2016 hasta 2022 un contrato que finalizaba en 2018. La de Jaume es la primera renovación que cerró Murthy tras auto investirse como director deportivo. Fue, por sorpresa, en noviembre de 2019, cuando amplió su contrato una temporada más, hasta 2023 y subió su cláusula hasta los 50 millones de euros.

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