VALÈNCIA. Decimos constantemente que Peter Lim se está equivocando en el Valencia CF, pero no es cierto: el único error que hay aquí es el nuestro al pensarlo, porque el magnate singapurense tiene muy claro qué es lo que quiere del club y qué club quiere él para sí. Así que, a lo mejor, es cierto eso de que ellos no engañan a nadie, aunque esconder la verdad, no decirla, es una manera de engañar, acaso incluso tan sibilina como el propio engaño. Decía que sabe bien lo que quiere, porque actúa en consecuencia a ese modelo de empresa que él tiene en su mente y para el que ha puesto un funcionario, sin hacer oposición alguna (cosa importante, porque aquí hay que hacer unas pruebas muy exigentes, que dignifican luego el puesto que ocupan, y en el Valencia no es así en algunos puestos, lo que devalúa, injustamente, el trabajo de otra gente realmente válida que hay dentro), en el más sentido extenso de la palabra: ni concurso objetivo de méritos ni enfrentamiento ante el poder. Tal es el sentido paradójico de la palabra aquí: gente que, sin mérito alguno, trabaje en este Valencia CF y gente que asienta con la cabeza toda muestra de poder absoluto, sea despótico o no al más sentido dieciochesco, claro. Se trata de un funcionariado que, en mi pueblo, se conoce como “enchufado”, que es el primo del primo (no saquemos aquí la palabra Sobrino, que me duele), que no sabe hacer la O con un canuto, pero ahí está, cobrando una pasta solo por decirle al jefe a todo que sí, sea lo que sea y nunca se sabe qué es. Esto es lo que quieren y lo que buscan, aunque la honestidad de muchos de sus trabajadores frene un poco tal degradación. Todo lo demás me parece a mí que son milongas, así que quitémonos de la cabeza la llegada de un técnico con carácter, curtido, con prestigio (ojalá recapacitaran un poco y llegara Quique Sánchez Flores, por ejemplo), y pensemos más en alguien que les tuviera que besar los pies por la oportunidad dada, por enésima vez. No sé muy bien qué otra idea mejor que esta les puede pasar por la cabeza, pero creo que no es para poder subir, de vez en cuando, un tweet de esos, ridículo, patético y fuera de lugar, que pisotea el escudo del Valencia sin pudor alguno. Menospreciar a algo o alguien es el camino más fácil para hacerle sentir que, el que tiene poder, es imprescindible y contigo, que nada vales, podría tener hasta derecho de pernada si quisiera.
Olvídense también de fichajes que realmente aporten categoría o identidad a la institución, y no hablo de si van a ser caros o baratos (miren Correia, ese jugador de regional, que costó quinces millones de euros): lo que se va a fichar será malo o muy malo y se nos dirá que es bueno. Eso sí, nombres importantes se irán cruzando por el camino y, como el que no quiere la cosa, llenarán la expectativas de sueños imposibles. Ya veo la jugada: interesa fulanito (jugador importante, internacional y con caché), luego le seguirá que piden un alto precio por él, luego que tiene varios pretendientes, más tarde que el jugador debe bajarse la ficha para venir, luego que si hay algunas dudas sobre el jugador, y mientras hemos repetido esto con una decena de jugadores, en una pequeña línea aparecerá un nombre desconocido hasta ahora, preferentemente de Portugal o Francia, donde el Valencia parece que solo tiene staff técnico o gente viendo algo de fútbol (y se llama Jorge Mendes), que costará más o menos lo mismo que el que decían que iba a venir, que tendrá menos de la mitad de caché, que cobrará bastante a pesar de su corto bagaje, que habrá jugado uno o dos partidos en su liga correspondiente y que, además, se le atisba un gran fututo, pues en su país de origen lo comparan con sotanito, aunque luego, al verle, solo se le parece porque los dos no se ponen las botas del revés. Y el fichaje de relumbrón se convertirá en sospecha de estafa o tongo, y de ahí en decepción y de ahí, después, en deuda, que seguirá creciendo. Y por ahí alguna comisión, de esa que ronda los dos millones de euros, como el que no quiere la cosa. Y los buenos jugadores, viendo esto, pues irán haciendo planes en otro sitio, donde vean más coherencia en aquello que se hace, porque más allá de una plantilla y un técnico, lo que prevalece, lo que hace que un equipo realmente compita, es un modelo, por mucho que vendas y compres. Tener un plan, un funcionamiento sistemático, es lo que te hace reaccionar frente al mercado en todos los aspectos, incluso en aquellos casos en los que no puedes retener a un jugador valioso. La cosa está que aquí estamos viendo cómo fichar promesas portuguesas o francesas, mientras se nos van las que hemos criado aquí, que están más reconocidas a nivel mundial. Tan absurdo todo si me fuera ahora corriendo a poner un tweet en el que anunciara nuestras lindezas (estoy casi por decir Limdezas) futboleras, esas que dicen que apostamos por los jóvenes. Trapichuelas que parecen pueriles a estas alturas y que demuestran poca clase.
Pero claro, todo esto no es que Lim y sus secuaces estén equivocados: saben muy bien a qué han venido y lo mejor es anestesiar a las voces de la masa y desquiciar a los que son más críticos con ellos. Divide y vencerás, claro, pero además podríamos añadir aquello de que, quien aburre, triunfa en la misión de quedarse solo. Pues bien, deben saber que el aburrimiento es también fuente de las ideas más inspiradoras y que la soledad, en el fútbol, lleva siempre a la derrota, por muy bueno que seas. A lo mejor, están creando una reacción que no esperan. Si Lim se queda solo, entonces sí habrá cometido un error de bulto, lo malo es que él pagará parte de la culpa, solo una parte desproporcionada con el capital accionarial que tiene del club: el resto, por el contrario, lo pagará con creces su fiel afición. Anil se saldrá de rositas, pero también le aconsejo que no tiente tanto a la suerte y a la paciencia de la gente, porque una masa enfurecida no se puede controlar nunca, como demuestra la historia. Más vale el diálogo educado y respetuoso, que la acción descontrolada. A veces solo bastaría escuchar a los demás, para evitar un posible conflicto más radicalizado, más bruto, más drástico. Mira, uno de los cursos que se ofertan para la formación permanente del funcionariado es ese: resolución de conflictos mediante el diálogo, el respeto y la tolerancia. Apúntense si quieren, ya que están.