/ OPINIÓN

Las orejas al lobo

29/05/2022 - 

VALÈNCIA. Decía Rafa Benítez que el Big Data ayuda, pero que en esto del fútbol es muy fácil equivocarte. En este deporte que no deja indiferente a nadie, la matemática juega muchas veces malas pasadas. Benítez ponía como ejemplo un delantero que fichó para el Liverpool, convencido que se hincharía a marcar goles porque así lo aseguraba su laboratorio científico. Sin embargo, el futbolista fue un pufo por la sencilla razón de que su mujer no se adaptó a la vida a orillas del Mersey. Estas cosas pasan a menudo en el fútbol. Seguro que a todos se nos viene a la cabeza el nombre de muchos jugadores que llegaron al Valencia para triunfar, porque se pagó una importante cantidad de traspaso o porque su hoja de servicios era impecable, pero que pasaron sin pena ni gloria por Mestalla.

Vivimos un deporte computerizado. Las estadísticas forman parte de nuestro día a día. Raro es el equipo que no cuenta con un analista de datos en su plantilla o un 'scouting' que se sabe de memoria la alineación del séptimo clasificado de la Superliga China, y que aseguran que hay que fichar a ese mediocentro defensivo porque así lo dice el ordenador.

Es cierto, los números ayudan una barbaridad. Cuantos más, mejor. Sin embargo, cuando hablamos de fútbol lo hacemos también de personas. Y muchas veces existe un grave riesgo de equivocarnos. La clave, sin duda, continúa siendo saber interpretar los registros. Descifrar esa maraña o esa enorme cantidad de señales que se analizan a diario en los clubes de fútbol, permite que el margen de error en la toma de decisiones sea mayor o menor. O, poniendo un ejemplo gráfico, aquella sentencia que pronunció Monchi cuando le preguntaron por su secreto: “Yo me hago mi propio 'Big data'”.

A mí, como periodista deportivo, me gusta analizar las estadísticas para ver tendencias. Y lo que he visto del Valencia en esta Liga que ahora concluye me invita a la preocupación. Lejos de esa novena posición que refleja la tabla clasificatoria, que sin duda mejora la decimotercera plaza del curso pasado, el retroceso del equipo es evidente. Bordalás ha frenado la sangría, pero tampoco puede hacer milagros. El Valencia ha encajado el mismo número de goles (53) que la pasada campaña, mientras que ha empeorado la diferencia entre marcados/encajados (de -3 a -5). Si eres el quinto equipo de la Liga que más veces ha visto perforada su portería, solo superas a los tres descendidos y a un Mallorca que se salvó en la última jornada, puedes aspirar a muy pocas cosas.

Tampoco se puede confiar en que el Valencia regrese a Europa si solo ha ganado 11 partidos de Liga. Es decir, has ganado los mismos partidos que el Rayo o el Elche, y apenas una victoria más que el Mallorca. Osasuna y Celta, por ejemplo, han ganado más partidos que el Valencia. Si eres el segundo equipo del campeonato con peor porcentaje de acierto en el pase, en esta estadística solo superas al Alavés, no puedes tirar muchos cohetes. Ni tampoco si eres el equipo que más goles se marca en propia puerta. Así podríamos continuar. Porque hay material para rato. Con esto no quiero decir que haya que despedir a Bordalás, que me parece una de las buenas noticias de la temporada porque en la actual plantilla la calidad es justita, sino que los actuales gestores se pongan las pilas y mejoren el nivel del colectivo. Porque yo miro los números y le veo las orejas al lobo…