VILA-REAL (EFE).- El regreso del Villarreal B a Segunda División una década después del descenso de la temporada 2011-2012, se ha convertido en el reflejo del trabajo de base que ha completado el club castellonense durante este periodo, al tiempo de que cura la herida que supuso aquella pérdida de categoría, ajena a los méritos del equipo que bajó como consecuencia del descenso del primer equipo cuando su situación al final de la Liga era la de una salvación holgada.
La historia del filial del Villarreal dio comienzo en la temporada 1999-2000, ya que hasta entonces el club castellonense tenía como filial al CD Onda, en el que militaban jugadores con proyección vinculados al proyecto del Villarreal.
Tras varios ascensos, el recién nacido Villarreal B alcanzó la Tercera División en la campaña 2003-2004 y ese mismo año promocionó para subir de categoría, algo que no logró hasta la 2006-2007 al imponerse en instancia definitiva al CD Mirandés. Desde entonces, hace quince años, el tercer peldaño del fútbol español es el más bajo en el que ha permanecido el segundo equipo del club que preside Fernando Roig.
Después del ascenso de 2007, el equipo tardó dos temporadas en auparse al fútbol profesional. Fue dela mano de Juan Carlos Garrido en la campaña 2008-2009 al superar en su grupo de promoción al Zamora, Lorca y Real Jaén. El ascenso se consumó con la participación de futbolistas como Mario Gaspar, uno de los hombres clave y capitán del equipo en los últimos años.
También subieron en aquel momento Jordi Pablo, Juan Carlos o Edu Caballer, jugadores de la casa, además de con un grupo de jóvenes que llegaron para reforzar el filial como Chando, Joan Oriol, Nino, Gerard Bordás, Matilla, Marcos Gullón o Joan Tomás entre otros.
Tras ese ascenso, los castellonenses estuvieron tres campañas en la categoría de plata del fútbol nacional y solo bajaron como consecuencia del descenso del primer equipo en la temporada 11-12 a pesar de haber acabado la temporada a mitad de la tabla, por lo que ahora el club se ha sacado una espina que ha llevado clavada toda una década.
Con la victoria en Vigo ante el Nàstic de Tarragona por 2-0 obtenida este sábado, diez años después y tras cinco promociones más, el equipo que entrena Miguel Álvarez ha vuelto a Segunda División, con un grupo conformado en gran parte por chavales que llevan muchos años juntos desde la base del club.
Además, destaca la presencia de Álvarez, que ya suma cinco temporadas al frente del equipo y se ha convertido en el técnico más longevo del equipo filial, en el que, con anterioridad, han trabajado varios técnicos que han llegado al primer equipo del Villarreal como Juan Carlos Garrido, Julio Velázquez, José Francisco Molina y Javier Calleja.
Fueron momentos en los que el club contó con técnicos jóvenes antes de dar un giro a esta dinámica y pasar a trabajar con un entrenador más experimentado como es el caso de Miguel Álvarez.
El Villarreal B suma desde que arrancó en la temporada 99-00, cuatro temporadas en categorías regionales, otras cuatro en Tercera División, once en Segunda B y una en Primera RFEF, y tres en Segunda División.