Entre lesiones y sanciones, Marcelino tiene cada vez menos efectivos de los que tirar para mantener al equipo en las posiciones privilegiadas de la tabla clasificatoria. Urge ver las posibilidades que pueda llegar a ofrecer el siempre complicado mercado de invierno.
VALÈNCIA. Sin caer en dramatismos, a nadie se le escapa la realidad de que los resultados del Valencia CF en el último mes no son tan espectaculares como el camino marcado en jornadas anteriores.
Más allá de estados de forma puntuales de determinados jugadores, lo bien cierto es que hay una coartada al servicio de Marcelino y los suyos. Desde el partido de Cornellà jugado hace un mes, el Valencia CF no ha parado de perder efectivos a un ritmo que significaría un importante handicap en cualquier escuadra del campeonato.
La pesadilla comienza en la victoria 0-2 en Cornellá. Ahí el once de Marcelino pierde a Jeison Murillo quien se retira en el minuto 64 del encuentro. Lo que en un comienzo parecía una dolencia de pubis, acabó siendo una hernia. Intervención quirúrgica en Alemania y sobre los dos meses de recuperación.
Tras ese partido llegó el choque ante el Barcelona. En ese encuentro Garay tuvo que ser sustituído en el minuto 85 de partido. Una dolencia en la musculatura oblicua de su abdomen lo ha tenido las tres siguientes jornadas en el dique seco. Por si todo ello fuera poco, el club informó tras el choque ante los catalanes que el jugador más desequilibrante de toda la plantilla, Gonçalo Guedes pasaría por quirófano para colocar un tornillo en uno de los dedos de su pie izquierdo. Al menos el portugués se recuperaría en un tiempo celérico y volvería en Ipurúa a los terrenos de juego.
Con esas bajas se plantó el Valencia en Getafe y ahí comenzó a fraguarse el problema del tobillo que ha acabado pasando factura a Carlos Soler. Tal y como ocurriera con Guedes ante el Barça, al valenciano aún le dio para jugar ante el Celta aunque la contraprestación es perderse Ipurúa y no volver hasta año nuevo.
Por si todo ello fuera poco Gayà se lesionó en tierras vascas, y aunque todo apunta que sí podrá estar ante el Villarreal, no pudo disputar la segunda parte en tierras eibarresas.
A estas alturas de temporada, las tarjetas tampoco son tu mejor aliado. Pese a no haber tenido más que la baja de Kondogbia ante el Athletic por una roja en Anoeta y un ciclo de amarillas por el que Parejo descansó en Vitoria en las 15 primeras jornadas a partir de ahí están comenzando a llegar problemas. Zaza vio su quinta amarilla contra el Celta y se perdió el choque de Ipurúa. Montoya está con cuatro amarillas y a ese estatus del filo de la navaja también llega tras la última jornada Andreas Pereira.
Con todo ello el Valencia tiene utilizables cada vez menos elementos y ello ha provocado el debut ya en el primer equipo de Ferraán Torres. Por tanto es una evidencia que la plantilla es corta. Así se estima desde un principio en el propio cuerpo técnico. Ahora queda por ver qué solución se le da a esta circunstancia en el mercado de invierno. Falta saber hasta donde extenderá el terreno económico su tiranía a la hora de reforzar una plantilla que -pese a tener sólo dos competiciones- va a tener ciertamente complicado mantener el tipo con tan pocos efectivos en la zona noble de la tabla clasificatoria.