VALÈNCIA. La haltera española Lidia Valentín ha explicado que, si no lo ha "hecho ya", le gustaría convertirse "en un símbolo del deporte limpio" y que la gente viera en ella el ejemplo de que "es posible tener medallas europeas, olímpicas y mundiales sin hacer ninguna trampa", antes de su participación en el Mundial de Anaheim que ve más "asequible" ante las numerosas ausencias de rivales.
"Si no lo he hecho ya, me gustaría convertirme en un símbolo del deporte limpio, que la gente pensara en mí y viera que es posible tener medallas europeas, olímpicas y mundiales de forma natural, sin hacer ninguna trampa, respetando en todo momento los valores del deporte. Creo que no se tendría que valorar de más, tendría que ser normal", reflexionó Valentín en una entrevista concedida a Europa Press.
La leonesa ganó el bronce en los Juegos de Río 2016 y, después de las eliminaciones de varias adversarias por dopaje, también está pendiente de recibir el oro de Londres 2012 y la plata de Pekín 2008. "En Londres yo sabía que la que estaba en el primer cajón había dado positivo, había cumplido sus cuatro años de sanción y estaba otra vez ahí. Cuando ya has dado y depende de que país seas... Estaba claro que iba dopada", rememoró sobre aquella competición.
A la espera de que se confirme cuando recibirá ese oro, Valentín ya sabe que en enero recibirá la plata de Pekín, una medalla que ya ha llegado a la sede del Comité Olímpico Español y que le será entregada en una ceremonia al efecto.
"No sé cómo me voy a sentir cuando me den la medalla de Pekín, seguramente muy emocionada porque recordaré el momento, todo lo que hice para estar en esos Juegos, todo el entrenamiento, todo lo que tuve que dejar por el camino para estar allí... Creo que va voy a estar súper emocionada porque estará gente muy importante para mí", dijo sobre ese acto cuya fecha exacta aún está por confirmar.
En cualquier caso, tiene "clarísimo" que no experimentará las mismas sensaciones que si hubiera recibido la medalla en su momento, en aquel podio olímpico de hace casi una década. "Es un acto que Alejando Blanco hará con mucho cariño porque sé el cariño que me tiene y porque es una medalla de plata olímpica. Tendré mi medalla de Pekín, que se unirá a la de Río y luego a la de Londres, Con eso la felicidad es absoluta", resumió.