VALÈNCIA. Es imposible no pensar en la Copa del Rey. Vaya por delante que soy el primero que se imagina regresar a La Cartuja para presenciar una final, con todo el recuerdo que en lo emocional ello conlleva. Entono un mea culpa. Más que nada porque antes de ese esperado partido de vuelta contra el Athletic en Mestalla, el Valencia afronta dos compromisos ligueros de especial relevancia. Y de sobra es conocido por ustedes ese manido tópico de “partido a partido”. Los encuentros contra el Barça y el Mallorca (dejando entre paréntesis el mencionado envite copero) resultarán decisivos para comenzar a enjuiciar la temporada del equipo de Bordalás, además de darnos una primera pista sobre la resolución final de la misma.
Sé que resulta muy complicado no imaginar una nueva final en Sevilla, pero el valencianismo debe contenerse. Hay que aparcar la Copa aunque sea por unos días. Todos los esfuerzos deben centrarse en el hoy y el ahora. No hay otra verdad más universal que esa. Barça y Mallorca son dos partidos mucho más importantes de lo que la gente piensa. Porque el resultado de ambos enfrentamientos te permite continuar enganchado en la lucha por regresar a Europa o instalarte en la más absoluta mediocridad. Es más, en el peor de los casos, hasta podría complicarte mucho la recta final del torneo doméstico. Un par de derrotas, Dios no lo quiera, te mete de lleno en la lucha por eludir el descenso. Así de claro.
A día de hoy, el Valencia no conoce la victoria en Liga en este año veintidós del que ya llevamos mes y medio recorrido. El último triunfo del conjunto de Bordalás en LaLiga data del pasado 20 de diciembre, fecha en que se ganó el derbi al Levante (3-4) en el Ciutat de València. A partir de ese día, al equipo pareció entrarle una especie de vértigo liguero que le ha dejado algo tocado. Fue hablar de la posibilidad de entrar en la Liga de Campeones, porque si se ganaba al Espanyol en Mestalla el equipo finalizaba el año en Champions, y comenzar a caer en picado en la clasificación. En menos de dos meses se bajó de la opción de ser cuarto en el torneo a asentarse en la denominada “Zona Meriton”. Es decir, el duodécimo.
Insisto en que nos esperan dos partidos de Liga fundamentales. Como ya he dicho, los últimos números del Valencia en el campeonato no son nada buenos. La tabla refleja que al equipo le separan de Europa el mismo número de equipos que del descenso: cinco. Europa está a ocho puntos. Pero la Segunda división está a diez. Cuidado. Porque esta dinámica de resultados tiene que cambiar con urgencia. Siete de veinticuatro victorias en el denominado torneo de la regularidad no invitan a mucho optimismo. Por eso entiendo a la afición. Es mucho más reconfortante salir con sevillanas e ilusionarse con la Copa . Y recordar lo felices que éramos…