VALÈNCIA. Tras finalizar el periplo de la selección española en la Eurocopa llega el momento de ocuparse (y tal vez de preocuparse) por el futuro del capitán del Valencia CF, José Luís Gayà.
El de Pedreguer ha estado en las últimas semanas centrado en todo momento en su participación con el combinado de Luís Enrique y dejó claro desde un primer momento que habría que esperar a la finalización del torneo de selecciones para saber qué ocurriría con su futuro. De hecho dio órdenes a su agencia de representación (Toldrá Consulting) de paralizar todo tipo de conversaciones para poder centrarse en la Euro.
De este modo los intereses mostrados por Atlético y Barcelona se han encontrado con este escollo. Los de Simeone pensaron en Gayà si les llegaba una oferta que consideraran satisfactoria por Renan Lodi, pero de momento no ha habido nada más que algún acercamiento informal dado que el galo no parece tener el caché en el mercado que en la casa atlética se le supone.
Tres cuartas partes de lo mismo le ha ocurrido al Barcelona. Con la idea de rebajar masa salarial para que quepa el contrato de Messi, en el Camp Nou no ven con malos ojos la salida de Jordi Alba. Dado que el nuevo hombre fuerte del área deportiva es Mateu Alemany, no es demasiado sorpresivo que el balear haya pensado en el capitán del Valencia. Según se cuenta desde la parte culé se habrían establecido las primeras conversaciones informales de las cuáles comenzaron a sonar nombres como Aleñà y Braitwaite. La operación no parece fácil debido a que Meriton desea dinero (justo lo que no tiene ahora el Barça) y porque Aleñà parece cerca de repetir campaña en Getafe y Braitwaite se nieha a recalar en un club que no juegue Champions.
Mientras tanto, en esta orilla del río, las buenas palabras en cuanto a los deseos presiden las versiones oficiales del club. Preguntado Anil Murthy por si Gayà iba a seguir en el club, no fue capaz de ir más allá de un: "espero que sí". Incluso el propio Gayà se mostró más contundente al antender À punt al comienzo de la Euro. Sin asegurar que jugaría la próxima campaña en el Valencia, sí alcanzó a decir: "Yo siempre he dicho que mi ilusión es seguir en el Valencia. Me quedan dos años y espero poder quedarme mucho tiempo más".
Los días comienzan a contar, mientras el valencianismo -sabedor de cuál es la política que impone el máximo accionista a la hora de priorizar la vertiente económica- teme perder a una de las pocas banderas de auténtico peso que le quedan al club hoy en día. De ese mazazo ya sería muy complicado levantarse.