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la victoria pacifica uno de los momentos más tensos de la temporada

Llueve menos en Buñol: de la tensión a la calma y la confianza en una semana

11/01/2022 - 

VALÈNCIA. Que la primera victoria iba a aterrizar en Orriols con agonía era algo de lo que Alessio Lisci venía avisando desde hacía semanas. Lo que quizá no sabía el italiano era que iba a costar tanto llevar la calma perdida a Buñol. El Levante encontró por fin un triunfo 27 encuentros después de que el equipo iniciara la peor racha de su historia en Primera División, a caballo entre dos temporadas. Y la agonía y la tensión no estuvieron solo presentes en el partido ni en los últimos minutos mientras los granotas achicaban agua con tal de que el Mallorca no empatara la contienda. La semana previa al encuentro, como otras en las que el equipo se mantenía hundido en sensaciones, no fue fácil. 

Tras caer con estrépito en Villarreal, el Levante inició la semana con la necesidad imperiosa de ganar este pasado sábado, como si no hubiera nada más allá de ese partido. Por mucho que el técnico transmitiera públicamente que ganar frente al Mallorca era vital solo en cuanto a sensaciones y no a nivel clasificatorio -a la postre, los resultados de los rivales durante el resto de la jornada han permitido a los del Ciutat meter la tijera en la tabla-, la realidad es que dentro del vestuario el ambiente era bien distinto. La responsabilidad de, tras lo suciedido en La Cerámica, ganar por puntos y por imagen, dio paso a una tensión habitual en un equipo que se encuentra tan atado de confianza y lejos del que, entienden en el equipo, es su hábitat natural.

Sin embargo, una victoria tras una vuelta entera sin ganar cambia mucho las cosas. También es uno de los factores sobre los que ha venido advirtiendo Alessio. Hay otro aire dentro. La mente hace un click y el momento de calibrar las sensaciones reales del equipo es ahora: con dos semanas por delante para volver a saborear un triunfo en todos sus matices, y para volver a fruncir el ceño en los entrenamientos de cara a la más que vital cita contra el Cádiz el próximo 22 de enero. 

El Levante inició este lunes la semana de sesiones con mucha más calma y con confianza en revertir la situación. Es la emoción que reina ahora en la plantilla. A seis puntos de las plazas de permanencia, y aunque en la jornada de Liga que viene los granota tienen su partido aplazado, la sensación es que, aunque haga falta una segunda vuelta impecable, se puede. Más incluso cuando rivales directos como el Cádiz viven hoy ese terremoto que Orriols ha probado este curso por partida doble: el de la posible destitución de un entrenador.

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