/ OPINIÓN

Lo que Baraja entiende

16/03/2023 - 

VALÈNCIA. Las diferencias entre el segundo gol de Baraja al Espanyol el 27 de abril de 2002 respecto al de Kluivert, este sábado al Osasuna, son tantas como diferente es el club, el entorno social... o el propio Kluivert, que apenas tenía tres años entonces. La carga de melancolía podría ser tan pesada que confundiera al equipo al ver a un entrenador que fue un recluta entre honores. O al mismo Baraja (a veces solo Baraja, a veces Baraja-Marchena), quien pudiera haber tenido la tentación de que el equipo se pusiera al nivel de su leyenda y comenzaran juntos a especular con las filfas del estilo ('quiero que mi equipo juegue alegre', podría haberse escuchado; 'quiero que mis jugadores hagan que Mestalla se lo pase bien').

El gol de Kluivert no sonó igual que el de Baraja, entre otras cosas porque la resonancia del estadio hace un tiempo que no es la misma. Pero dentro del cuerpo del entrenador estalló con toda la virulencia del que ha entendido el porqué de estos meses de futuro incierto.

Con la misma potencia que su disparo, ha empequeñecido al grupo. No tanto porque el equipo tenga menos vuelo (imposible empeorarlo), sino porque le ha quitado adiposidades y florituras. Si el Valencia hace un mes era un estado gaseoso, ahora es una pequeña maquinaria con apenas dos funciones: bregar y esperar. 

Si en Nápoles bromean estos días con que 'va a explotar el Vesubio' ante la inminente conquista del scudetto, la tarea del Valencia (el club más napolitano de España), es contener los daños antes de que la tronà remita. Nadie sabe, nadie quiere imaginar, qué sucederá después de la última jornada, pero hay tanto que evitar antes de eso...

Se mire por donde se mire es prematuro hacer de Baraja un entrenador definitivo para el Valencia. Es innecesario. Pero reconforta, incluso da cierto calor en esta edad del hielo, ese hilo invisible que conecta el estallido de 2002 con la vida tan perra en esta otra década. Baraja entiende dónde está. Y está haciéndoselo entender a quienes lo rodean: es el fango, la suciedad, el picor, las molestias. Da igual de dónde vengas, cuántos goles legendarios hayas marcado, cuáles fueran tus expectativas previas. El Valencia solo es un equipo intentando salir de esta emboscada, hace entender Baraja mientras, como siempre, se frota las sienes. 

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