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Lo que va de Luis a Lucho

12/10/2021 - 

VALÈNCIA. Hace algunos días que se estrenó en Movistar un excepcional documental sobre la vida de Luis Aragonés. La obra recoge como varios jugadores y hasta incluso su propia hija hablaron sin tapujos de la persecución mediática a la que se vio sometido el de Hortaleza cuando tomó la decisión de prescindir del "santo grial madridista" en la selección española; de Raúl González Blanco.

Calificativos como "esa vez sí le vi muy tocado" de Xavi Hernández, "fue una persecución jamás vista" de Fernando Torres o el "cuando todo vale..." de su propia hija, reflejan bien a las claras como la blanca inquisición de los mal autodenominados "medios nacionales" condenó a una hoguera perpetua a un hombre sabio por tomar una decisión inteligente y efectiva a partes iguales.

De aquello no aprendieron nada. Al menos, el sentimiento de haber admitido que se les vio el plumero debería haberles hecho más cautos, pero la prensa local de (y del) Madrid, tiene la necesidad constante de evangelizar y de recordar su músculo. La presión surtió su efecto, no sobre Luis, si no sobre el entorno, que pese al triunfo en el 2008 decidió cambiar al seleccionador por otro más del agrado del entorno blanco como Vicente Del Bosque. 

El siguiente en la lista es Luis Enrique, "Lucho" como le llamaban sus compañeros de vestuario cuando era futbolista. Luis Enrique llegó a la selección en medio de una afrenta para el nacionalmadridismo. Luis Rubiales había destituido fulminantemente a Julen Lopetegui al que el Madrid anunció pocos días antes del mundial de Rusia 2018 como futuro entrenador. El ridículo fue atajado de raíz por el presidente de la RFEF y envió a casa al técnico vasco. España, en manos del inexperto Hierro, se volvió en octavos para casa y Lopetegui duró en el Madrid "lo que duran dos peces de hielo en un wiskhy on the rocks".

Los medios locales de (y del) Madrid con difusión en toda España comenzaron a intentar colocar a sus favoritos. Sonroja recordar la tróspida campaña pro Míchel de la gran mayoría de ellos, rechazaban (antes de llegar) la opción Luís Enrique. "Es un borde" decían sin recordar como le atizaron en su último año de jugador del Madrid cuando ya se supo que había firmado por el Barcelona, y como si en España sobraran técnicos con un triplete (Liga, Copa y Champions) en su palmarés. Como si buscaran más un diplomático que un entrenador.

Luís Enrique comenzó ganando a Inglaterra en Wembley y goleando a Croacia, y entonces salieron a decir que tampoco le habíamos ganado a nadie. Luego llegó el episodio del arribista Robert Moreno a quien la mayoría dio soporte sin importar si había razones o no. Lo importante es que no volviera Luis Enrique.

Y Lucho volvió. Y llegó la lista de la Euro en mayo sin Ramos, y ahí se volvió a armar. Prácticamente los mismos que machacaron a Luís Aragonés por "fumarse" a Raúl cargaron de lo lindo repitiendo el akelarre con Luís Enrique: "la lista es un delirio", "Ramos no va porque le tiene tirria al Madrid", "Ramos debería ir por si puede estar para la segunda fase" o "aún cojo Ramos debería de haber ido porque es mucho mejor que todos los que van", son una muestra mínima de las lindezas que se escucharon en junio. España llegó hasta las semifinales del torneo con un equipo profundamente renovado (que es para lo que se contrató al actual seleccionador) y Ramos aún no ha vuelto a jugar un encuentro oficial (de aquello hace ya cinco meses y medio), y todavía no se sabe cuándo volverá a hacerlo. Las toneladas de bilis que sigue generando aquello retrata a los autores de tales lindezas que aún quieren hacer creer al personal que sólo hay motivos estrictamente objetivos para la caza del seleccionador. Cabe no olvidar que los periodistas que cubren la información de la selección española son, en gran medida, los mismos que cubren la información a diario del Real Madrid. A menos futbolistas del Madrid en el equipo nacional, menos cauces de información. Luís Enrique desafía al stablisment; es Matrix, una anomalía en el sistema.

A Lucho le va la marcha, y para recordarles su ridículo de manera indirecta con el tema Ramos se pegó la sobrada de: "yo sé más de fútbol que cualquiera de vosotros" (cosa que por otro lado es cierta. Siempre va a saber más de fútbol un entrenador -por malo que sea- que un periodista), y eso volvió a encender la mecha, con la esperanza de que a Italia no se le ganaría. "Otra lista incomprensible", "no puede ser que no convoque ni un sólo nueve", "es una locura que lleve a Gavi"... Al final, Italia 1-España 2 con dos goles de Ferran (menos mal que no llevaba un nueve) y partidazo del chaval del Barça. Esa noche muchos tuvieron que volver a bajar las escopetas.

Pero el nacionalmadridismo es inasequible al desaliento y ya comenzó la campaña pro Francia, pro Benzemá balón de oro (pese a que haya tres españoles más nominados) y pro M´Bappé (como si la turra más falsa que un duro de madera que dieron este verano no hubiera sido suficiente).

Francia ganó, y el resto de la España no madridista volvió a tener la sensación -al igual que nos pasó con Luís Aragonés- de que la selección vuelve a ser un poquito más de todos -pese a la chorrada esa de que es un equipo de autor como si el resto de preparadores hicieran sus alineaciones por sufragio universal-. Esa independencia tiene un precio, bien lo supo en 2008 otro Luís. Al final, todo se resume en aquello que le dijo el dueño de los Red Socks de Boston cuando quiere contratar a Billy Beane en la película "Moneyball" y hablan de una metodología contestada por los grandes popes del entorno: "sé que te están dando duro, pero el primero en romper el muro, siempre sale sangrando".

Eso sí, el Real Madrid en sus redes sociales felicitó a Francia por el triunfo. Es lógico, ver a M´Bappé marcando de blanco y en fuera de juego les devolvió la esperanza de un mundo mejor...