Los numerosos cedidos que han llegado esta campaña al Valencia y que al final de la Liga pueden irse, así como los que se fueron y pueden volver, plantean un complicado rompecabezas que condicionará el futuro de una plantilla plagada de incógnitas a dos meses del final de la temporada
VALENCIA. Los numerosos cedidos que han llegado esta campaña al Valencia y que al final de la Liga pueden irse, así como los que se fueron y pueden volver, plantean un complicado rompecabezas que condicionará el futuro de una plantilla plagada de incógnitas a dos meses del final de la temporada.
Eliaquim Mangala, Guilherme Siqueira, Mario Suárez y Munir El Haddadi son algunos de los futbolistas que juegan cedidos en el actual Valencia, un club al que, teóricamente, deben regresar al final de esta Liga, entre otros, hombres como Álvaro Negredo, el portero Matt Ryan o Ruben Vezo tras sus respectivas cesiones.
Mangala proviene del Manchester City, Siqueira del Atlético de Madrid, Suárez del Watford y Munir del Barcelona, equipos en los que no todos ellos van a tener la opción de reintegrarse, lo que no conlleva necesariamente que vayan a ser en Mestalla.
Para tratar de desenredar el ovillo, el Valencia tiene desde hace tres semanas un nuevo director deportivo en la figura de José Ramón Alesanco, que cuenta con la colaboración de Vicente Rodríguez como secretario técnico.
Su principal tarea debería ser conformar el equipo del año próximo, técnico incluido, y la de tratar de hacerlo al ritmo que marca el fútbol europeo, que no es el que ha caracterizado al propietario de la entidad, Peter Lim.
El empresario de Singapur ha destacado hasta ahora por la lentitud en sus decisiones, por delegar lo justo y por confiar en su agente futbolístico de cabecera, Jorge Mendes.
En este escenario, el Valencia debe empezar a pensar en el futuro, ya que, salvo sorpresas, tiene cerrada la temporada a nivel clasificatorio, sin opciones de llegar a Europa y con la confianza de no sufrir para bajar.
La permanencia, marcha o regreso de los jugadores cedidos será consecuencia de un proceso complejo en el que participa el triángulo formado por los clubes implicados y el jugador.
Hombres como Mangala podrían interesar, pero su situación no es la de Munir, Mario Suárez y, mucho menos, Siqueira. De los que regresan, Negredo puede suponer un problema para darle salida si no se cuenta con él, mientras que nadie en el club ni entre la afición suspira por el retorno de Ryan, Yoel, Vezo o Vinicius.
Solamente el joven Rober Ibáñez, lesionado de larga duración durante su cesión en el Leganés, puede estar en la mente de la dirección deportiva valencianista.
Además, el Valencia apenas tiene futbolistas que finalicen contrato a corto plazo (Enzo Pérez acaba en 2018 y Nani y Diego Alves en 2019). Muchos de ellos tienen marcada su vinculación con el club hasta 2020 o 2021.
Es el caso, por lo que a 2020 se refiere, de Aderlan Santos y Álvaro Medrán, que apenas entran en los planes del actual técnico, Salvador González "Voro", además del de Atmen Abdennour, Ezequiel Garay y Zakaria Bakkali, pero también el de tres hombres importantes en la actualidad como Dani Parejo, José Luis Gayá y Carlos Soler.
A todo ello se debe añadir la confirmación de que los dos jugadores llegados en el mercado de invierno, el italiano Simone Zaza y el chileno Fabián Orellana, van a ser parte del proyecto 2017-2018.
Con todo ello, las prestaciones de los jugadores en los diez partidos de Liga que quedan por delante deberían ser clave para la configuración del proyecto 2017-2018, en el que el Valencia debe marcarse la exigencia de no continuar con la mediocridad del pasado campeonato y del actual.