VALÈNCIA. Desde que Dani Parejo fuera despedido del Valencia CF por Anil Murthy en el verano de 2020, el conjunto de Mestalla se quedó sin un referente -y consumado especialista- en la ejecución de la pelota parada. Ese testigo lo recogió el valenciano Carlos Soler, quien desde la temporada pasada tomó protagonismo en la ejecución de los saques de esquina, y tomo la responsabilidad (con notable acierto) en la ejecución de los lanzamientos desde el punto de penalti.
Sin embargo, había una suerte que quedaba sin un dueño definido: la ejecución de las faltas al borde del área. Durante los años en los que Parejo estuvo en el equipo era la referencia en todas las acciones a balón parado y destacaba su acierto de manera especial en los golpes francos en la frontal del área. En su última temporada (pese a no ser -ni mucho menos- su mejor año) hizo dos goles de falta desde la frontal: ante el Atlético en el Wanda en la jornada 9 y ante el Alavés en Mendizorroza en la jornada 27 (justo antes de que el COVID paralizara la liga y el planeta entero); ambos encuentros acabaron con empate a un gol.
Este hecho incontestable se refleja en dos hechos. El primero de ellos es que desde que se marchara el madrileño, el Valencia CF no ha tenido un jugador franquicia a la hora de la ejecución de la pelota parada desde la frontal. En el último año y medio hemos visto ejecutar faltas al borde del área a Soler, a Wass, a Gayà, a Maxi Gómez o a Guedes. Sin embargo, ninguno de ellos le hemos visto celebrar gol alguno en partido de liga. El segundo es precisamente ese, el Valencia CF no marca un gol directo de falta en liga desde el 6 de marzo de 2020 (en el referido encuentro en Vitoria).
En Copa, sin embargo, es diferente. Tanto que los tres últimos goles de falta desde la frontal que ha conseguido el conjunto de Mestalla, los ha logrado en el torneo del KO. La temporada pasada marcó Manu Vallejo ante el Alcorcón en el encuentro de dieciseisavos del torneo. El gol del gaditano en el minuto 76 supuso el 0-2 con que el que acabó el partido. Fue el único gol de falta directa desde el borde del área que consiguieron los de Mestalla en toda la campaña.
Este año ya han caído dos goles en el zurrón en la ejecución de dicha suerte. El primero de ellos lo consiguió el joven Koba Koindredi ante el modesto Utrillas. El gol que sirviera para cerrar la cuenta (el 0-3) lo consiguió tras una falta ejecutada ante la meta local, algo escorada hacia la derecha. El buen golpeo del neocaledonio superó la barrera y se incrustó en la portería local signioficando el tercer y último gol de los Bordalás en aquella gélida noche turolense.
El segundo lo consiguió Carlos Soler el miércoles ante el Cartagena. En una pelota desde la frontal que se suponía (por su ubicación) que sería más óptima para el golpeo por parte de un zurdo, el valenciano sacó una ejecución perfecta desde su pierna derecha que dejó sin respuesta al guardameta local prior.
En el caso del valenciano, no es la primera vez que ejecuta ese tipo de acciones con éxito, dado que lo hacía con continuidad en las divisiones inferiores de la Academia. Ojalá se afiance y el equipo encuentre un jugador capaz de volver a meter el miedo en el cuerpo a las defensas y porteros rivales en esa suerte en los partidos ligueros. Y sobre todo, a ver si el equipo suma en esa faceta, ya que desde marzo de 2020 nadie ha tirado la pelota desde la frontal salvando la barrera y colocándola entre los tres palos. Y de eso, hace ya casi dos años.