VALÈNCIA. Feliz sábado de empacho a todos. Si tiene a bien dedicar unos minutos a leer las reflexiones de quien suscribe en un día tan especial como este, no quisiera pasar a bucear en la fotografía valencianista del momento sin desearles a todos la máxima felicidad posible en estas Navidades … y siempre. Incluso a aquellos que dedican su tiempo en destruir el sentimiento valencianista. Posiblemente a ellos más que a nadie porque si encuentran la felicidad y cierta armonía, se darán cuenta de que nada ganan con romper el juguete y de que el ánimo de venganza que anidan contra el valencianista de toda la vida no va a hacer sino que envenenar sus adentros todavía más de lo que lo estaban antes de descubrir Valencia y sus encantos.
Cuando pase en empacho y la resaca, el que la tenga, conviene posar la mirada en dos aspectos que se presentan como inmediatos y en los que sería muy importante no encajar otro gol por la escuadra.
El primero tiene que ver con la reunión que se debe celebrar el día de los Inocentes en el Palau de la Generalitat para la que sería más que recomendable que el President Puig le pida prestados a Santi Cañizares los mejores guantes que tenga en su colección. Espero y deseo que aquella visita en la que Murthy se presentó altanero, con las manos en los bolsillos y los bolsillos vacíos, reclamando tiempo sin ofrecer nada a cambio y que terminó con el enfado de Ximo Puig y el comunicado de Murthy -con membrete del Valencia CF- arremetiendo contra la política del Consell a cuenta del COVID en el que hizo gala de su sabiduría renacentista demostrando que, de repente, sabe de fútbol y también de inmunología…, haya servido para observar todas las cautelas necesarias con un personaje que ni merece ser presidente del Valencia CF ni ser recibido en el Palau de la Generalitat. Ojalá Puig se ajuste bien los guantes y no se deje marcar otro gol como aquel porque, de permitirlo, podría considerarse gol en propia puerta, lo cual suele provocar una sensación de ridículo en quien lo encaja francamente dolorosa. Pare ello debería reclamar más documentos que buenas palabras puesto que ya ha quedado totalmente acreditado que la palabra de Murthy tiene el mismo valor que un billete de lotería sin premio. Toca reclamar documentos que garanticen que el dinero que, como el maná, ha llegado al club, será destinado para terminar el estadio y no para empezar y, transcurrido un corto espacio de tiempo , volver a detener las obras argumentando que se ha terminado el dinero. Si, de paso, se pudiese asegurar que el estadio va a atesorar la dignidad de una entidad como el Valencia CF… mejor que mejor aunque, posiblemente, eso escape de sus prerrogativas.
El Segundo es más ‘futbolero’ y viene a cuento de otra reunión que se viene aplazando desde que José Bordalás llegó al Valencia y que parece difícil buscarle el momento aunque sea de manera telemática. El entrenador, que se muestra feliz y contento con la relación establecida con Anil Murthy, todavía no ha podido departir con el máximo accionista y el asunto de los refuerzos bien merece 30 o 40 minutos del ‘Emperador’. Bordalás ha dado muestras evidentes de que es capaz de sacar provecho de un equipo de fútbol y que, aunque quede mucha tela por cortar, que hace mejores sus equipos pero la plantilla necesita ser reforzada. Cierto es que las palabras de la Directora Financiera del Club en la última Junta General dejan entrever un margen muy estrecho de maniobra muy al contrario de lo que manifestaba Murthy cuando sacaba pecho en el año del Centenario : “el Valencia CF, cuando celebramos el Centenario, tiene una estabilidad financiera, social y deportiva… Podemos igualarnos en el campo a clubes con grandes presupuestos”, pero Bordalás ha demostrado que, con un poquito más de lo que tiene puede lograr objetivos impensables después de dinamitar la estructura deportiva encabezada por Mateu Alemany con lo que sería muy importante no defraudar a otro entrenador y darle un poco de lustre a un vestuario que, con mayor o menor eficacia, se deja la piel en cada partido.