VALÈNCIA. El Mundial llega al país del diseño. El Calcio pretende sus mejores galas. Italia quiere su tercer entorchado (el primero fue en su tierra en el 34, precisamente y el segundo en España 82). Fue el Mundial de Camerún y los goles de Roger Milla (la selección africana que más cerca ha estado de las semifinales del torneo), de los regates de Higuita, de la Inglaterra de Gascoigne, de Argentina con un Maradona aún brillante pese a sus problemas dentro y fuera de la cancha y de su héroe por accidente el "parapenales" Goycochea, y de la férrea Alemania de Klinsmann y Matheus. El último mundial de la URSS, de Yugoslavia y de las victorias a dos puntos. Pasen y vean...
1-Etrusco, el marketing llega a los balones
Tras el primer cambio de diseño para el mundial de 78 (se pasó del Telstar al Tango Adidas) el diseño del balón para los mundiales de Argentina se mantuvo intacto también para la Copa del Mundo jugada en España. Quedaba por ver si los diseños se iban a cambiar cada cierto tiempo o si pasaban a tematizarse para ser característicos de cada edición del certamen. Para México 86, Adidas cogió la base del Tango de Argentina 78 y retocando los dibujos en negro de la pelota creó el Azteca. Con el siguiente cambio del Azteca por el Etrusco para Italia 90, ya quedaba claro que cada Mundial iba a tener su propio esférico. Había que vender (lo de las camisetas entonces no estaba tan extendido) y la venta de balones era una extraordinaria fuente de ingresos.
A nivel técnico el balón registró algunos avances propios de la tecnología de aquella época: el primer balón de competición de la historia con una capa interna de espuma negra de poliuretano, de tal forma que la impermeabilización era total y la pelota era más ligera y rápida. La pelota dejó de aumentar de peso en los partidos con lluvia. Y a nivel estético, el nombre y sus elaboradas figuras se inspiraron en la cultura del antiguo Imperio Romano y en la producción artística de los etruscos. Tres cabezas de león etruscas decoraban cada una de las 20 tríadas de esta pelota.
El merchandising comenzaba a abrirse paso en las grandes citas deportivas. Hoy en día nadie concibe un evento de estas características sin la pasarela de diseños "ad hoc" para la competición que no durarán más de un año -o dos como mucho- en primera línea.
2-Bilardo y el bidón de agua de Branco
Esta es una de esas historias que vienen a ahondar en la rivalidad entre argentinos y brasileños. Tras un mal comienzo (con derrota por 0-1 en el partido inaugural ante Camerún) de la entonces actual poseedora del torneo Argentina, el azar quiere que su cruce que al quedar tercera de su grupo -por detrás de Camerún y de Rumanía- en octavos sea Brasil. La "canarinha" que venía invicta contaba con mucho talento como en los brasileños es habitual (un joven Taffarel en la portería, dunga, Alemao, Careca o Muller, entre otros), y además jugaba con una férrea defensa de tres centrales que les había llevado a encajar un sólo gol en la fase de grupos en tres partidos. Mauro Galvao, Ricardo Gomes, y Ricardo Rocha, cerraban el paso hasta Taffarel, flanqueados por Jorginho y Branco. La táctica en un principio fue muy criticada en Brasil, y le cayeron muchos palos a Lazaroni (el entonces seleccionador). Pero como a todo el mundo le gusta ganar, hasta el 24 de junio de 1990, la "verde-amarelha" jugó con dos centrales y un defensa libre.
Precisamente Branco, el imponente defensa zurdo del Oporto iba a ser el involuntario protagonista de una historia que -aún hoy- sigue levantando ampollas.
Tal y como llegaban unos y otros, el favoritismo era enteramente brasilero para los octavos de final que les enfrentaron a los albiazules en el estadio Delle Alpi de Turín el 24 junio. Pero en el minuto 29 todo iba a cambiar sin que a día de hoy las heridas estén cerradas.
En el citado momento del encuentro Ricardo Rocha comete una falta. Saltan al campo las asistencias del equipo argentino i con ellos el masajista de la albiceleste, al que conocen como Galíndez por su parecido con el legendario boxeador argentino, que llega con los bidones. El calor congrega a futbolistas de ambos equipos en torno a Galíndez que llegaba con bidones de bebida. Ricardo Giusti (jugador argentino), coge uno de un color diferente (blanco) y se lo ofrece a Branco, quien bebe de él totalmente confiado. Desde ese momento, el carrilero brasileño sintió mareos y estuvo deambulando por el terreno de juego el resto del partido (recuerden que en aquella época sólo se podían realizar dos sustituciones por equipo y partido).
En un momento de desconcierto carioca, Diego Armando Maradona elimina adversarios con la pelota cosida al pie para enhebrar un pase entre los centrales sobre la aparición de un Claudio Caniggia que regatea a Taffarel y lo bate; 1-0 y Brasil para casa.
La polémica saltó porque Branco siempre sospechó que el agua que le ofrecieron contenía alguna sustancia para drogarle, situación esta que los argentinos negaron reiteradamente. Aún así, el zaguero brasileño se mantuvo en sus trece e incluso la Federación Brasileña (CBF) pidió una investigación a la FIFA e se dispararon cuando vio que sus rivales cuchicheaban mirando el bidón de agua del que había bebido. Lo tenía claro, le habían drogado (en teoría con Rohypnol, un potente somnífero). Brasil pidió una investigación, pero esta nunca se llevó a cabo.
Bilardo y Galíndez lo desmintieron, Ruggeri y Maradona bromeaban con el tema. El segundo lo reconocía abiertamente, entre risas, en el programa televisivo "Mar de fondo", de TyC Sports, catorce años después. Incluso el central argentino añadió una frase que avivó aún más la polémica: "Vos no podés tomar agua del visitante, sos muy pelotudo". Pero años más tarde el propio Bilardo se lo reconoció en privado a Branco: Tras unos años me encontré a Bilardo en Guatemala y le dije: “Desgraciado ¿qué me quisiste hacer?”. Y él me contestó: “Branco en el fútbol todo vale”.
Por cierto, esta "táctica" ya la quiso utilizar el "narigón" (como se conocía a Bilardo en Argentina) en México 86 ante Italia, pero Valdano le frenó. En Italia estuvo Bilardo, pero no estuvo Valdano. El resto, es de sobra conocido.
3-A octavos por sorteo
El sorteo de grupos para la fase final del Mundial de Italia 90 celebrado el 9 de diciembre de 1989 en la ciudad italiana de Roma (en el Palazzo dello Sport) deparó un "Grupo de la Muerte", el F. En él, se daban cita la siempre aspirante Inglaterra (entrenada por Bryan Robson y con Wright, Gascoigne, Lineker y Davis Platt entre otros), la entonces campeona de la última Euro, Holanda (adiestrada por Leo Benhaaker, con Gullit, Van Basten, Rikaard y Koeman), una de las revelaciones de los últimos años en el viejo continente como la República de Eire (con Jackie Charlton en el banquillo y con Pat Bonner bajo palos y futbolistas de la talla de Houghton, Aldridge, McCarthy o Cascarino), completaba la "a priori" outsider y desconocida Egipto.
El grupo de la muerte (disputado entre las sedes de Cagliari y Palermo) lo fue por su tremenda igualdad. Salvo una victoria de Inglaterra por la mínima ante Egipto, el resto todo fueron empates. Eso significa que al final de la fase de grupos hay un empate "a todo" entre Holanda y Eire para la segunda y la tercera plaza (pasaban entonces a octavos los 4 mejores terceros de cada grupo), y por tanto para determinar su camino en el cuadro final hacia el título. Había que desempatar de alguna manera. (Inglaterra era primera de grupo con 4 puntos y Egipto quedaba fuera de optar a nada con 2).
En aquel momento los criterios de desempate eran tres: el primero era el 'goal average'; el segundo, los goles marcados y el tercero, el enfrentamiento directo. En aquel momento no se contemplaba (como existe en la actualidad) el Fair Play (las tarjetas) como un criterio para ejercer un desempate.
Así que el azar quiso que Eire fuera segunda y Holanda tercera por el clásico método de la copa con dos bolitas. Sorteo puro y duro que acabó enfrentando a los irlandeses con Rumanía (a la que derrotaron 5-4 por penaltis con un inmenso Pat Bonner, y que luego doblarían la rodilla en cuartos ante Italia). Peor suerte corrió Holanda que se enfrentó en un tenso partido a Alemania (a la postre campeona). El equipo dirigido por Beckembauer se quiso tomar la revancha de la Euro ganada por los neerlandeses 2 años atrás en tierras germánicas y se impusieron en Milán 2-1. El partido tuvo muchos nervios y hubo de todo, incluso una doble expulsión de Voëller por agredir a Rijkaard... claro que el "orange" había lanzado previa varios escupitajos a la melena del futbolista alemán.
Pero para las historias propias e intransferibles de Italia 90, siempre quedará que la posición de dos selecciones en el cuadro para octavos de final la definió un sorteo.
