VALÈNCIA. No son pocos los uruguayos que han vestido la elástica valencianista a lo largo de sus historia. Hasta diez futbolistas charrúas se han enfundado la camiseta del murciélago en el pecho desde que viniera el primero de ellos, Hector Núñez en 1958. Y aunque “el palomo” tenía buen olfato de gol, no se podía decir que fuera un delantero centro al uso, ya que se movía con soltura en cualquier posición del frente de ataque. Al menos un nueve de área tan definido como va a ser el undécimo uruguayo en la historia del Valencia CF, el recién fichado Maxi Gómez.
Tres compatriotas charrúas “nueves” puros de área, son los predecesores del ex delantero celtiña en Mestalla.
El primero de ellos fue Fernando Morena. El espigado y corpulento atacante aterriza en Mestalla después de destacar en el Rayo Vallecano. Pese a sus 20 goles no evita el descenso de los franjirojos.
La temporada siguiente (80/81) lo ficha el Valencia CF y hace 24 goles en la única campaña que estuvo con los de Mestalla (16 de ellos en la liga).
Además de su buen registro goleador en su única temporada. Pasó a la historia al ser el delantero que marcó el gol que le dió al Valencia CF la primera Supercopa de Europa de su historia.
Entonces se jugaba a doble partido y los de Mestalla tomaron parte en ella al ser los campeones de la Recopa de la temporada anterior (en aquel momento la Supercopa enfrentaba a campeón de Recopa contra el Campeón de la Copa de Europa).
Su oponente fue el Nottingham Forest bi campeón de Europa por dos temporadas consecutivas con el polémico Brian Clough como entrenador.
En la ida el Valencia perdió por 2-1 en City Ground. La vuelta se jugó un mes después, el 17 de diciembre de 1980 en el entonces Luis Casanova, y en una jugada de ataque valencianista tras varios rechaces el balón lo empujó el uruguayo Fernando Morena en el minuto 52 de partido.
Su adiós a Mestalla fue abrupto y desafortunado ya que se debió a una brutal sanción de ocho partidos tras una expulsión en la jornada 32 ante el Atlético de Madrid. El punta entendió que no se señalizó un claro penalti sobre su persona y se lo hizo saber de manera ostensible al colegiado Sánchez Arminio. El cántabro no mostró la roja al delantero pero el comité se cebó con el uruguayo; ocho encuentros de sanción que le impidieron acabar la temporada y facilitaron su vuelta a Peñarol de Montevideo.
Tres años después vino otro “nueve” uruguayo. Mucho más desconocido, pero con unas cifras también considerables. Desde Millonarios de Bogotá llegó Wilmar Cabrera a sus 25 años y a cambio de 60 millones de pesetas. Su poderoso juego aéreo y su potencia en la carrera pronto le valieron para hacerse indiscutible en el once del equipo.
Su inicio fue fulgurante ya que en su segundo encuentro como valencianista (el tercer partido del trofeo Naranja) le hace un hat-trick al todopoderoso Hamburgo alemán (de los Magath, Wutke, Stein…) en la victoria 5-1.
Aquella temporada no fue nada mala (teniendo encuenta que era un Valéncia en plena crisis que llevaba dos años coqueteando con los puestos más peligrosos de la tabla clasificatoria). El conjunto entrenado por Roberto Gil finaliza noveno clasificado y Wilmar marca 21 goles en la temporada (11 de ellos en liga). Su momento estelar fue en la jornada 25 en la que el equipo visitaba el Atlético de Madrid y le ganó por 2-3 con hat-trick del uruguayo.
La temporada siguiente incrementó sus números pasando de los 21 goles a los 24 (también once en liga). Sin embargo, el descenso borró estos buenos guarismos y acabó con la carrera de Wilmar en Mestalla. La llegada de Alfredo Di Stéfano para intentar eludir (en vano) el descenso no ayudó a la continuidad del charrúa dada la mala relación existente entre ambos. Los retrasos en los pagos a los futbolistas y la llamada de su selección para el Mundial no ayudaron a una continuidad que el suramericano buscó firmando por el Niza francés.
El último delantero centro uruguayo que intentó liderar el ataque del equipo de Mestalla fue Diego Alonso. “El tornado” vino en la segunda y última campaña de Héctor Cúper al frente del Valencia CF y no se puede decir que fuera un jugador que dejara buenas sensaciones en la ciudad del Turia. Delantero centro de fuerza con un evidente componente físico como base de su juego y llamado a ser un baluarte en el juego aéreo de ataque, acabó siendo ampliamente superado en su rendimiento por Juán Sánchez y John Carew. “El tornado” acabó la campaña con ocho dianas (sólo dos en la liga) y con la llegada a la campaña siguiente de Rafa Benítez al banquillo de Mestalla, el uruguayo bajó a la segunda división para hacer 22 goles y ayudar al Atlético de Madrid a volver a la primera división.
A partir de ahí vivió un rosario de cesiones (Rácing, Málaga, Murcia) completado con aventuras en México (UNAM), Argentina (Gimnasia), China (Shanghai Senshua) y Uruguay (Nacional y Peñarol).
Ahora le toca a Maxi, levantar nuevamente la bandera uruguaya en el pabellón valencianista y dejarla bien alta como hicieran compatriotas suyos como Héctor Núñez o Miguel Angel Bossio. Como delantero centro tiene la responsabilidad del gol y esa tarea va a marcar su carrera en el club de Mestalla.