Las leyendas Víctor Luengo y Nacho Rodilla viven esta fase previa más intensamente, viendo embelesados a sus hijos participar en Valencia Basket y Montakit Fuenlabrada, respectivamente
VALÈNCIA. La fase previa de la Minicopa Endesa de este año tiene algo de especial. No solo porque se dispute por primera vez en Valencia, estrenando unas espectaculares instalaciones de l’Alqueria del Basket abarrotadas de gente. Sino también porque Víctor Luengo y Nacho Rodilla, dos leyendas de Valencia Basket, lo están disfrutando casi en primera persona.
Los hijos de los exjugadores participan en esta competición. Marc Rodilla juega como base en Montakit Fuenlabrada y, además, su padre Nacho Rodilla es el director de la cantera del club madrileño. Una situación parecida a la de Víctor Luengo que, aparte de ser relaciones externas de Valencia Basket, su hijo Pablo Luengo juega de escolta en el club taronja. Una doble motivación para los dos mitos del valencianismo.
“Se vive con la tensión y con el disfrute que se tiene de una competición como esta y de saber que la ilusión de los chavales está puesta en hacerlo lo mejor posible”, explica Nacho sobre la emoción de ver a su hijo en la pista. “Veo que le gusta y lo disfruta al máximo. Es lo que veo en él y lo que lleva dentro”.
Ambos padres describen estos momentos como un orgullo para ellos. Víctor asegura que “siempre es un orgullo ver a mi hijo jugar con la camiseta del Valencia Basket y jugar una previa como esta”. Nacho, por su parte, le enorgullece también “estar viviendo esto junto a él” y añade que “es algo bonito que quizá no hemos tenido la posibilidad otros jugadores hace años y ahora ellos la pueden tener”.
L’Alqueria del Basket, alojando esta fase previa de la Minicopa Endesa, se convierte en un escenario perfecto para las futuras estrellas de la ACB. Víctor Luengo confiesa que “las instalaciones indudablemente son lo mejor que puede tener ahora mismo cualquier chaval para formarse”.
Mientras que Nacho Rodilla admite que Marc no cree que tenga “ninguna meta en ese aspecto”, Víctor Luengo revela que a Pablo “le gustaría ser jugador profesional como todos los niños de su edad”. Un sueño al que le deben acompañar “trabajar, mucha constancia, mucho esfuerzo y además no olvidar el tema de los estudios”, señala Víctor. Nacho Rodilla insiste en que son chavales de 13 años, por lo que ahora mismo deben tener “la ambición de tener vivencias como esta Minicopa o cualquier torneo que juegan muchas veces”.
Cuando tienes un padre que ha llegado a lo más alto del baloncesto profesional como Víctor Luengo o Nacho Rodilla, es lógico que Pablo y Marc intenten parecerse a ellos. Sin embargo, Víctor bromea con que su hijo es “un grandísimo tirador”, completamente diferente a él y “con mucho más talento”. Pablo admira de su padre “la fuerza y la intensidad” que ponía en sus años como jugador y que ahora envidia porque todavía no se ha desarrollado del todo. Víctor espera que “si llegar a ser un jugador con buen físico puede tener bastante buen futuro”.
Víctor-Pablo y Nacho-Marc son dos parejas padre-hijo diferentes pero con algo muy importante en común: su corazón taronja. Aunque Nacho Rodilla viva desde hace dos años en Madrid, asegura que Marc “ha vivido y ha estado en el ambiente de la Fonteta en los partidos de Liga y Europa y el Valencia Basket lo lleva dentro. Ahora de estar en Fuenlabrada se siente de este equipo porque es con el que defiende la camiseta”. Víctor es contundente respecto a Pablo: “Es taronja 100%”. La leyenda confiesa, además que “su sueño es debutar con el Valencia Basket en ACB, incluso más que hacerlo con cualquier equipo de la NBA. Él lleva en la cantera desde los 3 años y para él es lo máximo a lo que puede aspirar”.