VALÈNCIA. Tres días antes de la carrera, Carlos Mayo cogió con cuidado sus nuevas zapatillas, las célebres Adidas Adizero Pro Evo 1, a 500 euros el par, se las calzó y se lanzó a por el entrenamiento sintiéndose un privilegiado. La marca alemana las reparte con cuentagotas -en la primera tanda sólo lanzó 521 pares, probablemente para cebar esa idea de que es algo sumamente exclusivo y justificar así el dineral que cuestan- y en España sólo le ha cedido unas al atleta aragonés. Ni siquiera encontró unas para Marta Galimany, la plusmarquista española de maratón que el 3 de diciembre, en València, intentará mejorar aún más su registro (2h26:14).
Mayo se las puso por primera vez y se fue a por el primer tercio del entrenamiento: un par de 300 que su entrenador, Juan Carlos Galán, le había dicho que hiciera en 47 segundos. El fondista salió y cuando acabó el primero miró el cronómetro y vio que había hecho 45 segundos. En el segundo, echando el freno para no acelerarse, pensó que lo había clavado, pero nuevamente se fue por debajo e hizo 46 segundos. Luego corrió un 3.000 y dos 200. Al acabar, las guardó y las metió en la maleta con mucho cuidado. Mayo sentía que volaba con ellas. El domingo se las volvió a poner y, pese a que la liebre se esfumó nada más empezar la carrera, corrió en 59:39 y batió el viejo récord de España de medio maratón.
La plusmarca tenía 22 años. El 1 de abril de 2001, Fabián Roncero, madrileño de Canillejas, voló en Berlín e hizo 59:52, que no sólo era el nuevo récord de España sino también de Europa. Pero Roncero, un tipo que enganchaba a la afición por su forma de correr, no estaba feliz aquel día porque la víspera había muerto de forma repentina Diego García, un maratoniano que había salido a rodar con el gallego Alejandro Gómez para soltar las piernas antes del medio maratón Azkoitia-Azpeitia del día siguiente. Diego García fue uno de los tres españoles que protagonizaron una de las fotos históricas de nuestro atletismo, la que recoge el momento en el que tres españoles, Martín Fiz (oro), García (plata) y Alberto Juzdado (bronce), se abrazaban sobre la pista del estadio olímpico de Helsinki porque habían copado el podio del maratón del Campeonato de Europa de 1994.
Mayo, un atleta de élite licenciado en Medicina, estuvo mucho rato en la zona de meta del Medio Maratón de Valencia Trinidad Alfonso Zurich porque tenía que pasar el control antidopaje y no conseguía tener ganas de orinar. Ahí se había cambiado de zapatillas y vi que Javier Zapata, el exjugador de baloncesto que representa a la marca en todos los deportes menos el fútbol, las tenía a buen recaudo. Luego dio una rueda de prensa junto a Laura Luengo, la extremeña que también batió el récord de España (69:41), y después salió pitando, en chándal, sin tiempo para ducharse, porque tenía una mesa reservada en la playa para comerse una paella con sus padres, su novia, Zapata y Alberto Suárez, su representante.
Al acabar, se fueron todos a la Fonteta, donde se reencontraron con Luengo, que iba con el atleta Yago Rojo, que es su novio, y sus padres para recibir un homenaje en la cancha durante el partido del Valencia Basket. Los dos se emocionaron porque no están habituados a estos baños de masas, con un pabellón puesto en pie para aplaudirles. Para algo Valencia es la ciudad del running y sabe apreciar gestas como las de Luengo y Mayo.
La atleta nació en Pasarón de la Vera, en la preciosa comarca extremeña de la Vera, donde el famoso pimentón, Aunque de niña se fue a vivir a San Martín de Valdeiglesias, un cambio providencial en su vida, pues allí se encontró con Luismi Martín Berlanas, un hombre que ha sido plusmarquista español de los 3.000 m obstáculos y que la acompañó durante su formación en el Club de Atletismo Martín Berlanas. Así que cuando la extremeña se fue a estudiar a Madrid -ha acabado Derecho y ADE- no dudó en sumarse al grupo de entrenamiento del antiguo obstaculista y Juan del Campo, a quienes compensa con bolsas de cerezas de la finca familiar cada vez que viaja a su tierra en verano. A Luismi le ha sorprendido su extraordinaria capacidad para acumular kilómetros. No anda muy lejos de los 200 semanales porque, no lo olvidemos, Luengo, como Mayo, está preparando el Maratón de Valencia del 3 de diciembre. Y esperan que, a más distancia, mejor sea su rendimiento. Laura no calza zapatillas de 500 euros, pero sus Hoka Rocket X 2 -aquí, como en los deportes de motor, ya hay que mirar qué neumáticos llevan- también la encumbraron.
Ese día, el 3 de diciembre, se dará un hecho inaudito: habrá cuatro aspirantes al récord de España de maratón de Marta Galimany. La primera, la propia atleta tarraconense, pero además estarán Luengo, Fátima Ouhaddou y Majida Maayouf, una marroquí que logró la nacionalización en junio y que recibió el transfer para competir como española a principios de este mes. Aunque los rumores que circulaban el día de la carrera es que Maayouf, que lleva diez años viviendo en Álava, no estará en el maratón, como tampoco llegó a tiempo al medio maratón. Esta atleta sería la principal favorita: el año pasado corrió en Valencia en 2h21:01, muy por debajo del récord que batió ese mismo día Galimany.
Carlos Mayo explicó en la rueda de prensa que no hubo un entrenamiento concreto que le indicara que estaba listo para batir el récord de Roncero, aunque sí recuerda un 12x1.100 a muy buenos ritmos en un día ventoso, pero que un día, mirándose al espejo -el atleta pesa cuatro kilos más que en los Juegos de Tokio por el incremento del trabajo de fuerza-, sí que vio que estaba para correr muy rápido. “Ese día noté ese feeling que te dan ciertos entrenamientos, aunque con Juan Carlos no hacemos cosas muy explosivas y entrenamos por frecuencias cardiacas, que, eso sí, en las comparativas veíamos que estaba muy fuerte”.