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Los secundarios

9/11/2020 - 

VALÈNCIA. A cualquier valencianista se le va a llenar la boca viendo la actuación de Carlos Soler y Gayà. Son el reflejo del valencianismo revolviéndose ante la crueldad de la permanencia, algo con lo que no se conforme por la historia que han mamado desde niños. Y es admirable. Muy admirable. Y si consiguen enganchar al equipo para Eurocopa, habrá que considerar una condecoración como mínimo.

Pero yo siempre miro al último de la fila. Quizá porque siempre he sido el último de la clase. Hay gente de mi colegio que se sorprende. Y lo entiendo. Nunca intenté destacar, no era lo mío. Era torpe y travieso. Mi labor en el curso era sobrevivir. Pero no por eso soy peor. Soy introvertido... o un poco disperso. Pero sí tienes talento y no hay más remedio de demostrarlo... jugadores como Guillamón, Musah, Kang In Lee, Racic o Lato te dicen que se puede. Por eso, quiero destacarles. 

No por afinidad, solo porque cuando gente como Salva Folgado, Manolo Montalt, Roberto Ferriol o Paco Polit te dicen... estamos aquí y qué hay que hacer para que esto funcione. Te crees que hay que tener más experiencia en la profesión... pero la respuesta es haber mamado el equipo de trabajo en el que te has formado para dar las directrices de lo que hay que hacer para sobrevivir. Porque así lo ha hecho este club en toda su historia. En mi caso son 10 años y empecé prácticamente de benjamines, pero en el Valencia son 100 años de historia y la gente sabe lo que hace.

Bueno, pues yo he vivido esta situación hasta dos veces en Valencia Plaza. Por diferentes circunstancias he tenido que tirar del carro, cuando nadie me conoce y no tiene por qué hacerlo. Solo hay que mantener una línea para que haya un repunte si crees en el equipo que viene. Yo lo he hecho dos veces y me ha salido bien. Me siento como la consecuencia silenciosa. El Valencia lo está haciendo cimentando en gente que sin mucho ruido está refrendando que tiene ganas de defender el escudo hasta el final. 


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