VALÈNCIA. Llegó el momento. Tras irrumpir con fuerza esta temporada en la Premier League, Robert Sánchez (Cartagena, 1997) acudirá a la llamada de la selección española para los próximos compromisos frente a Grecia, Georgia y Kosovo. El guardameta del Brighton, formado entre 2010 y 2013 en la cantera del Levante UD, es una de las revelaciones del año en Inglaterra y, con el anuncio de Luis Enrique, aprovecha el mal momento de Kepa Arrizabalaga para acompañar a Unai Simón y David de Gea en la portería del equipo nacional, por delante de metas del nivel de Pau López (Roma), Fernando Pacheco (Alavés), Sergio Asenjo (Villarreal) o Álex Remiro (Real Sociedad).
El murciano emigró desde su tierra rumbo a la escuela granota con tan solo trece años. Permaneció tres años en Valencia, hasta que un inspirado ojeador del Brighton se fijó en él, habló con su familia, y se lo llevó un par de semanas en verano a la ciudad costera de Brighton, para mostrarle la que sería su nueva vida en Inglaterra. Allí, Robert se enamoró de la cultura y la solera del fútbol británico.
Su proceso de formación en los conjuntos juvenil, sub-18 y sub-23 del Brighton, acompañado por un par de acertadas cesiones durante los últimos años, ha terminado por descubrir un extraordinario portero que, este mismo año, ha derribado la puerta del primer equipo y se ha hecho con la titularidad de un equipo Premier sin preguntar a nadie. Si los Seagulls son unos firmes candidatos para mantener la categoría, gran parte de culpa la tiene el murciano.
Con 1,97 m de altura y una gran envergadura, Sánchez es rápido de reflejos y extraordinariamente plástico. Su tamaño y envergadura, unidos a su velocidad bajo los palos, justifican sus estiradas y su habilidad en el mano a mano. No es un portero de grandes aspavientos, más bien mantiene un estilo tranquilo y concentrado con una fuerte mentalidad que lo ha llevado, solo de momento, a debutar con la selección española. Solo de momento.