opinión

Make our Mestalleta great again

En una temporada aciaga, boom. El Valencia femenino ha arrastrado a la masa social hasta Mestalla y el filial prolonga la temporada hasta finales de junio. La prueba del algodón sobre una entidad que por muchas amenazas que le sobrevuelen a su alrededor es capaz de movilizar a su gente...

16/06/2017 - 

VALENCIA. Que el Valencia Mestalla pueda sellar un ascenso épico en Albacete, donde el icono valencianista con problemas con el fisco Mijatovic se encaramó camino de la Copa, tiene una trascendencia que va más allá de jugar en Segunda la próxima temporada.  

Señalan los lugares comunes que estando en Segunda puedes hornear mejor a tus promesas futuras; puedes controlar su evolución sin tener que tirar de cesiones. También está el ego corporativo: colocar al filial en la plata refleja o simula buena salud.  

Creo que lo más importante es, sin embargo, otra cosa. Tiene que ver con la costumbre de competir. La consolidación casi genética del hábito por desafiar las previsiones y los límites convenidos. Hago énfasis en ello porque durante un buen tiempo el Valencia, como institución, se había olvidado de la competición quedando en un duermevela que hasta la fecha ha persistido en el primer equipo.  

El proceso parece más importante que el propio destino. Que ascienda el B será todo un chute de dulzor, pero los nutrientes ya se han captado con un equipo moldeado para competir por Curro, el lateral que nunca nos moló ni un pelo pero que siempre se desenvolvió con eficacia. 

El Valencia se ha puesto a mirar a su cantera por una mezcla de necesidad ante la falta de poder adquisitivo y de vacío ante el fracaso de las inversiones internacionales. El primer equipo se ha convertido en hábitat para canteranos. Hace pocos años era hostil para pesos pesados como Isco.

Hay otro rasgo definitorio del éxito del Mestalleta. Su avance apenas está basado en el impulso de un solo futbolista o en un talento polarizador. No sobresalen estrellitas como Jonathan, el portero rutilante, o egos descontrolados. Es más un trabajo comunal, el colmillo de la manada. ‘Compite que algo queda’. Ojalá sirva de fase beta para prolongar la filosofía en la primera plantilla. 

En una temporada aciaga, boom. El Valencia femenino ha arrastrado a la masa social hasta Mestalla y el filial prolonga la temporada hasta finales de junio. La prueba del algodón sobre una entidad que por muchas amenazas que le sobrevuelen a su alrededor es capaz de movilizar a su gente. El Valencia, contra todo pronóstico, sigue bien vivo.