Estábamos tan acostumbrados a ganar sin pestañear, guiados por un frenesí tal que fichar a Guedes cada madrugada, que la actitud ante una derrota fuera de casa (bueno, dos) requiere un profundo ejercicio de conciencia...
VALÈNCIA. Estábamos tan acostumbrados a ganar sin pestañear, guiados por un frenesí tal que fichar a Guedes cada madrugada, que la actitud ante una derrota fuera de casa (bueno, dos) requiere un profundo ejercicio de conciencia. Qué fácil era todo cuando sólo se perdía y la opinión jamás requería matices. Ahora el equipo pierde en Eibar y hay que armar toda una ecuación para que la crítica no parezca destructiva y a la vez no genere dudas sobre la estabilidad del proyecto deportiva y blablabla.
Analizar una derrota del Valencia sin herir sensibilidades.
Procedamos con algunos consejos prácticos:
- Decir que el equipo ha jugado un mal partido es decir que el equipo ha jugado un mal partido. No significa que por jugar un mal partido se haya desatado una crisis, ni que el grupo vaya camino del precipicio, ni que el método sea el incorrecto, ni que se tenga que duda de la dieta, ni que -¡es que sois la hostia!- haya que bajarse del barco, ni tan siquiera que creamos que Montoya no tiene el nivel para ese lateral (bueno, quizá eso...). Deben saber las sensibilidades a flor de piel que cuestionar aspectos de la plantilla no es sinónimo de hacer una enmienda a la totalidad, más bien es una enriquecedora costumbre para no camuflar los hechos verdaderos o caer en el efecto placebo.
- Asume que un buen equipo puede tener caídas. El espejismo de creernos en posesión de un Valencia furibundo a goleada por partido ha derivado en que un par de derrotas y otro par de encuentros fallidos genere dudas espontáneas. Y si este equipo no es tan bueno, y si tiene demasiadas carencias, y si… Dudar es evolucionar y un equipo se construye en base a los desafíos. Son estos tipos los mismos de los grandes partidos. Simplemente se les presentan los primeros problemas -bajas, rivales sabiendo cortocircuitar el juego…- y deberán demostrar que saben sobrellevarlos. Lo normal. Dudar no es dar la espalda, no es cuestionar méritos, no es montar ningún escándalo. Son estas las semanas para ver cómo evoluciona el grupo. Con la tranquilidad que da hacerlo siendo terceros.
- Reconocer un mal momento es compatible con admirar una muy buena temporada. Vade retro disyuntiva. Nadie niega la gran temporada del Valencia cuando insinúa un mal momento. O dicho al revés, aún pasando por un mal momento el Valencia está marcándose una campaña extraordinaria. Es probable que la seguridad que le confirió ganar sin parar a un equipo haciéndose pueda virar en inseguridad ante las caídas inaugurales. Pero si algo ha quedado claro en los primeros meses es que este grupo compite donde y ante quien sea. Es una buena base sobre la que evolucionar.
-No me seas mimimi. Importante, muy importante. Ante la duda, disfruta y no me seas mimimi. Este equipo ha recobrado su pulso competitivo y los sopapos puntuales no significan cataclismos definitivos. Que si es que merecimos perder contra el Celta (como si las victorias debieran ser todas merecidas…), que ay si se lesiona Kondogbia, que ay si palmamos contra el Vila-real y nos elimina Las Palmas, que ay si la rodilla de Zaza… Tanto mimimi pero, tanto imaginar desgracias pero, qué casualidad, nunca fuisteis capaces de entonar un “ay si Mina y Rodrigo marcan un gol algún día”.
La buena temporada del Valencia tiene un nuevo reto: superar las primeras muestras de estancamiento. Entre que se intentan solventar, gocemos de este equipo con voluntad de querer.