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opinión

Marcelino 007, con licencia para entrenar

Viene Marcelino con licencia para entrenar. Para tenerlo todo bien controlado. Desde la alimentación hasta las armas que va a disponer por parte de nuestro Q, Alexanco, ayudado por todo su equipo. Todo supervisado por M, Mateo. Solo esperamos que no tengamos al enemigo infiltrado en casa y le toque a nuestro 007 astur pelear contra el fuego amigo...

24/05/2017 - 

VALENCIA. Ayer fue la puesta de largo de Marcelino como entrenador del Valencia. Con un discurso estudiado, escrito y leído, el preparador asturiano dejó desde el primer momento clara cual va a ser su hoja de ruta. De ahí quizá el apoyo del papel. Tenía claro que era lo que tenía que decir y quería que no se le olvidase nada. Estoy seguro que Marcelino ya ha sondeado que espera la parroquia valencianista después de los dos años de calvario vividos y ha recogido el guante, verbalizando sus intenciones. Y quieran o no, eso tranquiliza. Eso empuja a la ilusión y al deseo de convertir ese equipo que deambula durante la mitad baja de la tabla en una apuesta firme, en un equipo incómodo. Orden, disciplina y compromiso son las tres columnas en las que se apoya el nuevo equipo técnico. Que son las cosas que pide el aficionado para poder salir de Mestalla o apagar la tele y tener la satisfacción del buen rendimiento de su equipo, por encima de un buen o mal resultado.

Y el filtro de las listas, que haberlas haylas, aunque no se reconozcan por parte de Mateo Alemany, aumenta la ilusión. El solo hecho de que Marcelino no haya ido a Singapur a obtener el visto bueno del dueño ya implica cierta independencia en el aspecto deportivo para trabajar desde aquí. Que no es poco. Aunque siempre planeará la duda del arrebato del dueño, que por algo lo es. Pero lo bien cierto es que lo que sí transmite Marcelino es la fuerza del recién llegado firmado por consenso, con convencimiento, con seriedad. También parecía seria la contratación de Prandelli, por trayectoria. Pero ahora el club es diferente, con un CEO poderoso que, poco a poco, lanza pequeñas demostraciones de fuerza con respecto al entorno de dentro y de fuera. Mateo, M, al servicio de Su Majestad.

Quiere imponer nuestro nuevo técnico un estilo claro. Nada de nuevas seducciones con el balón. Un estilo que se asemejará mucho a aquello que, históricamente, siempre ha triunfado en Valencia. Cuando alguien cita eso, históricamente, se refiere, casi siempre de 1999 hasta 2004. Por una razón muy sencilla: los más viejóvenes de lugar quizá no tengan memoria de la liga de Di Stefano, y muy pocos de la Recopa de Pereira y Arias y la Supercopa de Morena. Pero tienen, tenemos, en el imaginario que para poder triunfar hay que rascar. Así nos lo han contado siempre nuestros padres, tíos y abuelos. En aquellas épocas, el fútbol era cosa de hombres, como los antiguos anuncios de coñac. Como si una cosa, el rascar, estuviese reñida con el jugar bien. El problema es que si solo se juega bien, o se pretende hacerlo nada más cuando tienes la pelota, la cosa acaba en caos. Como le ha pasado a Las Palmas, con el antes aspirante Setién. Cuando finalizó la conexión técnico-jugadores en la que era igual de importante el tener la pelota como el recuperarla pronto al perderla, se acabó el invento.

Así como al principio este servidor les hablaba de lo importante que era tener una figura en club fuerte como M para empezar a construir el club, la contratación del técnico y su independencia en el campo de juego y en las decisiones de vestuario va a ser clave para que todo empiece a rodar. Y ya se sabe que cuando todo rueda bien en una sociedad anónima deportiva, los otros aspectos fluyen con más alegría. Atrás parece que han quedado ya los engaños, la falta de profesionalidad y el reventar vestuarios por parte de gallitos atrincherados en la miseria de un club sin patrón cercano, con amo ausente y entrenadores sin recorrido o sin capacidad de reacción ante un hipotético aguillotinamiento deportivo de jugadores.

Viene Marcelino con licencia para entrenar. Para tenerlo todo bien controlado. Desde la alimentación hasta las armas que va a disponer por parte de nuestro Q, Alexanco, ayudado por todo su equipo. Todo supervisado por M, Mateo. Solo esperamos que no tengamos al enemigo infiltrado en casa y le toque a nuestro 007 astur pelear contra el fuego amigo.

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