La importancia de la humildad y la competitividad, así como la seguridad de que va a ser imposible pelear el título al Barcelona y al Real Madrid, marcan los primeros seis meses de Marcelino García Toral como entrenador del Valencia CF
VALÈNCIA. La importancia de la humildad y la competitividad, así como la seguridad de que va a ser imposible pelear el título al Barcelona y al Real Madrid, marcan los primeros seis meses de Marcelino García Toral como entrenador del Valencia CF, al que mantiene en la segunda posición del campeonato de Liga.
El último 11 de mayo el club anunció su contratación y el día 23, una vez acabada la Liga, el técnico ofreció su primera rueda de prensa en la que garantizó que el equipo nunca iba a dejar de competir.
Medio año después, el Valencia no se parece en nada al de entonces, ya que el día del anuncio de su contratación, aunque la Liga 2016-2017 no había terminado, el Valencia solo esperaba acabar cuanto antes la temporada.
Ni el pobre espíritu del equipo, ni buena parte de la plantilla, ni la escasa motivación de entonces tienen algo que ver con el Valencia actual, un equipo compacto y con pocas fisuras, segundo con el mejor arranque de su historia y que lleva veintisiete puntos, ha marcado treinta goles y ha entusiasmado a su afición.
De entrada, Marcelino quiso transmitir calma ante las urgencias que se palpaban en el ambiente sobre la remodelación de la plantilla y bien pronto dejó claro que buena parte de las entradas y salidas no se iban a concretar hasta el último minuto del mercado de verano.
El técnico asturiano señaló al llegar que deseaba una plantilla corta con dos porteros y el 25 de julio afirmó que veía con tranquilidad como avanzaba la remodelación.
Ya en agosto, a diez días del inicio del campeonato, señaló que faltaban como mínimo cuatro incorporaciones y descartó la posibilidad de contar con todas ellas antes del inicio de la Liga ante Las Palmas el día 18.
Aquel día todavía no jugaron hombres que ahora son clave como Jeison Murillo, Gabriel Paulista, Gonzalo Guedes, Andreas Pereira o Geoffrey Kondogbia, quienes todavía no estaban a disposición del técnico. "Valoramos más acertar que sumar efectivos", explicó por entonces el entrenador del Valencia.
Tras Las Palmas llegaron el Real Madrid en el Santiago Bernabeu (2-2) y el Atlético de Madrid en casa (0-0). "No será una sorpresa que ganemos en Madrid", afirmó antes del primero de los encuentros y "el Atlético es un equipo superior", indicó en la previa del segundo.
Tras estos empates y el del Levante en la cuarta jornada (1-1) volvió a hablar de la competitividad. "El equipo compite, pero me gustaría tener más victorias", dijo cuando el Valencia había ganado un partido y empatado tres.
El ambiente de euforia creció entre una afición que llevaba dos años de desencantos y Marcelino optó por frenarlo. "Hasta abril no sabremos si merecemos estar en Europa", afirmó todavía en septiembre.
Después dejó claro en más de una ocasión que el rendimiento ofrecido por el equipo estaba por encima de lo esperado y tras la séptima victoria seguida, a la que se añadía una octava en Copa del Rey, afirmó que le parecía "casi imposible" poder pelear por el título con el Barcelona y el Real Madrid.
Al mismo tiempo, tras ganar al Leganés la semana pasada, retomó el asunto de la euforia, destacó que no la había dentro del grupo y señaló que también era muy difícil estar al mismo nivel todo el año. Para ello, también recurrió a hablar del Barcelona y el Madrid.
"Es imposible que hasta esos equipos consigan acabar la Liga sin perder", apuntó Marcelino, quien agregó que lo hecho hasta ahora es "muy complicado", apeló a la profesionalidad de sus jugadores y dijo tener la mente puesta en el Espanyol, más que en el Barcelona que visita Mestalla una semana después.
Actualmente, el Valencia es segundo con cuatro puntos menos que el Barcelona y cuatro más que el Real Madrid y el Atlético de Madrid.