El deportista valenciano mira ya hacia el próximo verano cuando tendrá la oportunidad de conseguir el billete para los Juegos Olímpicos con la selección española de rugby 7, en los que espera participar por segunda vez
VALÈNCIA. Es todo un referente en el deporte de la Comunidad Valenciana. Marcos Poggi (31/08/1987 Córdoba, Argentina, pero está empadronado en Elche desde 2004), jugador de rugby 7, una vez olímpico e indiscutible con la selección española sigue llenando la vitrina del Proyecto FER de éxitos. El próximo que espera conseguir es el Campeonato de Europa del próximo verano que llevaría al combinado nacional ha conseguir el billete directo para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pese a que no nació en España, Marcos es un valenciano más. El deportista cuenta a Plazadeportiva.com cómo qué le llevo a salir de Argentina para instalarse junto a las plácidas aguas del Mediterráneo a los 17 años. “Vinimos desde Córdoba en el 2001 justo antes del famoso corralito. La situación no era la mejor y mis padres tomaron la decisión, muy acertada, de abandonar Argentina con el fin de poder darnos un futuro mejor. Nuestro primer destino fue Albacete. Vivimos ahí durante 3 años y decidimos acercarnos a la costa mediterránea. Concretamente a Elche. Fue un acierto ya que encontramos un lugar perfecto donde establecernos”, comenta el jugador. No en vano sus padres son para Marcos el espejo en el que mirarse, pues gracias a ellos él está donde está: “No puedo estar más agradecido de todo lo que han hecho para brindarnos un futuro mejor a mis hermanos y a mí".
Y Marcos se trajo su amor por el rugby desde más de 10.000 kilómetros de distancia, pues sus primeros pasos en este deporte, según explica, fueron en su ciudad natal: “Empecé a jugar al rugby cuando era pequeño en mi pueblo, en Argentina. Recuerdo que jugaba al fútbol con mis amigos en mis momentos libres. Un día, mi padre junto con unos amigos decidieron montar un club de rugby en el pueblo y fue en aquel momento cuando me inicié en el mundo del oval. Era algo completamente diferente para mí, por lo que me llamo mucho la atención. Es un deporte con unos valores muy importantes que se pueden aplicar hasta en el ámbito laboral”.
Desde que el valenciano se instalara en tierras españolas ya ha llovido y su esfuerzo y trabajo le han permitido consagrarse en la élite del rugby español e internacional. Todo eso le llevó a poder participar en los Juegos de Río de 2016 y el haberlo conseguido es el mayor regalo que el deporte le ha dado hasta ahora. “Después de una clasificación milagrosa por parte del equipo, yo iba a perderme la gran cita del deporte. Acababa de lesionarme de mi rodilla derecha y todo apuntaba a una cirugía y siete meses de recuperación. Por suerte, el médico quiso apostar por una alternativa para poder llegar a Brasil en las mejores condiciones posibles. Tras horas y horas de sufrimiento, conseguí el billete de oro que me hizo disfrutar de la máxima competición deportiva internacional”, explica Marcos.
Después de ese exitoso año que le llevó a lo más alto hasta la fecha, en 2017 siguió con la buena progresión consiguiendo la medalla de bronce con la selección española del Campeonato de Europa de rugby 7. Sin embargo, este año ha sido “un poco diferente al resto”, según el deportista del Proyecto FER que explica que “competimos en las Series mundiales, nuestro objetivo era quedar entre los 14 primeros equipos para poder mantener la categoría y el esfuerzo de todo el equipo nos permitió llegar hasta una muy buena 11ª posición”. Marcos admite también “que lo que nos faltó un buen resultado en el Europeo" porque "no existía ningún objetivo en esta competición y el entrenador decidió dar minutos a aquellos jugadores que durante el año no pudieron competir”.
Tras ese momento de standby, cada vez se acerca más la hora de la verdad para Marcos y sus compañeros de la selección: “Este años nuestro objetivo claro es ganar el Campeonato de Europa que se celebra el próximo verano y que nos daría el pase directo a Tokio 2020. Es un objetivo muy ambicioso pero no muy lejano de alcanzar”, asegura el jugador de rugby. No tiene otra cosa en la cabeza. Marcos insiste en que “ahora mismo mi máxima aspiración es conseguir el pase a Japón” y una vez conseguido se marcará otros objetivos.
Poder alcanzar este reto y llevar a España hasta los Juegos Olímpicos es muy especial para el ilicitano: “Representar a un país es siempre un orgullo. Un privilegio que cuesta mucho conseguir pero que da mucha satisfacción personal una vez conseguido. De alguna forma es mi manera de agradecer a España el habernos ‘acogido’ cuando llegamos de Argentina”, confiesa Marcos.
El Proyecto FER también le acogió en su momento y el agradecimiento a la Selección Española se extiende también al programa de ayudas a deportistas de la Fundación Trinidad Alfonso. El valenciano explica que el Proyecto FER le ha permitido dedicarse al deporte plenamente, teniendo en cuenta que “los deportes minoritarios como el rugby necesitan apoyos de este tipo para poder conseguir resultados” y que en su caso concreto, “la ayuda que nos ofrece este proyecto es fundamental para el día a día”.
Lo que más le atrajo a Marcos del rugby 7 cuando decidió dedicarse a él es que es "un deporte muy vistoso, muy dinámico, muy rápido” en el que “todo sucede en tan solo 14 minutos de partido e implica unas condiciones físicas muy buenas ya que tienes que dejarte la piel en poco tiempo”. Algo que con el paso de los años se hace más difícil. El deportista del Proyecto FER confiesa la mayor dificultad a la que suele enfrentarse en esta modalidad: “Juegas hasta tres partidos con tan solo dos o tres horas de descanso. Cada vez que tengo que volver a calentar para un partido me resulta complicado. Los golpes de todo lo anterior empiezan a aflorar y cuesta mucho sobrellevarlo. Es verdad que cuando eres joven es más fácil, pero a mi edad, estos golpes se magnifican”.
A sus 31 años de edad, aunque todavía le queda mucha guerra que dar todavía, Marcos es consciente de la caducidad de los deportistas de élite y más aún de un deporte tan sacrificado físicamente como el rugby. “Soy ingeniero industrial mecánico y siempre intento mantenerme al día para seguir actualizado mi currículum ya que, más pronto que tarde, tendré que quitarme el ‘mono’ de deportista y pasarme al de la oficina”. Esperemos que sea más tarde que pronto.