VALÈNCIA. El Valencia se enfrentaba ante el Sevilla, segundo clasificado de la liga, y venía de una dinámica negativa. La perspectiva era complicada porque Bordalás tenía muchas bajas en el equipo y el rival es de los que asusta por su profundidad de banquillo y porque es el único que está pudiendo seguir la senda del Real Madrid.
Intentando frenar la sangría de goles en contra que tanto preocupa al entrenador, Bordalás puso sobre el tapete un equipo aguerrido y una disposición táctica con tres centrales, dos carrileros, tres centrocampistas y dos delanteros. Un 1- 5-3-2. Sorprendía la vuelta a la titularidad de Mosquera y la presencia de Foulquier en la medular.
Pese a esa disposición de contención el Sevilla abrió pronto la lata con un incursión por banda derecha de Montiel cuyo centro fue desviado a la red por Diakhaby. La defensa valencianista pese a la acumulación de hombres no se mostraba coordinada ni sólida y Bordalás decidió variar al 1-4-4-2 adelantando a Diakhaby al centro del campo y abriendo a las bandas a Yunus y a Foulquier.
Mejoró en esos minutos el Valencia que se había salvado del palo de Rafa Mir y del cabezazo a bocajarro de Rakitic que detuvo Jaume. Y en esa mejora vino el golazo del Valencia. Guillamón vio la subida del capitán Gayá que controló el balón y avanzó unos metros por su banda para lanzar un centro medido y espectacular que remató Guedes de cabeza adelantándose en la acción a Acuña. Una auténtica obra de arte y lo mejor en ataque del Valencia.
La segunda parte fue de dominio sevillista, pero con un Valencia que no concedía ocasiones claras y se mostró estanco en su portería. Tan sólo el globo de Tecatito ante la salida de Jaume puso el corazón en un vilo en los aficionados valencianistas. Al final reparto de puntos que le sabe mejor al Valencia que al Sevilla.
El Valencia podría haber buscado más la portería ante la inexperiencia y nerviosismo que mostraba el portero sevillista, pero la faceta defensiva le restaba fuerzas para llegar al ataque. La intensidad, el esfuerzo y las normas son las armas que puede esgrimir este equipo. Normas que Bordalás quiere que se cumplan a rajatabla y, si no, que se lo pregunten a Maxi cuya ausencia fue una de las sorpresas de la noche. Dicen que la causa es una diferencia en los parámetros que tienen asignados los jugadores con respecto al peso en el que se deben de mover. Desconozco si esa será la causa pero, si efectivamente es esa, me parece bien la decisión de Bordalás. Los jugadores profesionales siempre deben de estar en las mejores condiciones para que su rendimiento sea el más adecuado.
Trabajo y disciplina son los parámetros de esta Valencia que a falta de una mayor calidad general debe poner en la entrega, el esfuerzo, la intensidad y el orden su objetivo para poder doblegar a sus rivales.
Veremos que nos depara el tramo final del mercado de invierno que ha provocado el enfado lógico de Bordalás que desea reforzar el equipo. Sabe que el equipo necesita refuerzos de nivel aunque ese nivel sea medio. Quiere mejorar su puesto clasificatorio y quiere que esos deseos sean compartidos por la propiedad con hechos y no con palabras y buenas intenciones. Esperemos que la cordialidad vuelva y el sentido común prevalezca. Vienen rivales difíciles y la unión se hace imprescindible. Disfrutemos de ese punto logrado ante los sevillistas y soñemos ante la posibilidad de dar un disgusto a los colchoneros.