VALÈNCIA. El puesto de capitán de la selección francesa, tras la retirada internacional de Hugo Lloris, ha provocado roces entre Kylian Mbappé, que ha sido el elegido por Didier Deschamps, y Antoine Griezmann, que ha tenido que conformase con el puesto de número 2.
Tanto el técnico como el nuevo capitán confirmaron que el jugador del Atlético de Madrid quedó decepcionado cuando el pasado lunes supo que no heredaría el brazalete que el portero del Tottenham lució desde 2010.
Pero en la rueda de prensa previa al duelo contra Países Bajos, el primero del año, Mbappé aseguró que ha hecho todo lo posible para limar asperezas con Griezmann, con quien tratará de compartir una capitanía que será diferente de la que tuvo su antecesor.
"He hablado con él, estaba decepcionado y, honestamente, es comprensible; en su lugar yo hubiera tenido la misma reacción. Tiene 32 años y lleva 13 en la selección, ha sido el jugador más importante de la era Deschamps", aseguró el futbolista del París Saint-Germain.
"Pero le he dicho que no soy su superior jerárquico. Él tiene una experiencia que yo no tengo. Cuando llegué al centro de formación él ya estaba en la absoluta. Además, todo el mundo le aprecia, sería una pena no aprovechar su experiencia", agregó.
"Iremos de la mano para que esta selección vuelva a reinar en Europa y en el mundo. Cuando él tenga algo que decir, me sentaré y le escucharé", comentó.
Mbappé, acusado en muchas ocasiones de individualista, dentro y fuera del terreno de juego, aseguró que llevar el brazalete de su país le permitirá demostrar que su "obsesión es ganar y que no se gana sin equipo".
A sus 24 años, el parisiense sabe que su condición de estrella planetaria puede otorgar al puesto una dimensión diferente que oculte al resto del equipo, por lo que afirmó que repartirá responsabilidades, como las comparecencias ante la prensa, para evitar que todo quede ensombrecido por su dimensión.
"No quiero monopolizar todo el espacio de este equipo. Cuando hemos ido todos juntos a por algo es cuando hemos brillado más", señaló el delantero, orgulloso de representar a una nueva generación que va a marcar la selección francesa subcampeona del mundo en el pasado Mundial.
Mbappé, que pretende ser "un capitán que aglutina", no espera que el brazalete cambie su forma de jugar ni su manera de comportarse en las redes sociales, aunque reconoce que asume "una responsabilidad" que no cree que le suponga "presión suplementaria".
Deschamps evitó dar detalles sobre el motivo que le llevó a preferir a Mbappé antes que a Griezmann para el puesto de capitán, pese a que el rojiblanco aparece como su proyección en el terreno y ha encadenado los últimos 74 partidos de Francia.
Reconoció el seleccionador que la noticia no gustó al futbolista del Atlético, pero consideró que la decepción está ya superada.
"Yo le veo muy sonriente. Incluso hemos festejado su cumpleaños. Es cierto que tuvo la decepción normal, pero no fue a más. No es capitán, pero tiene un papel esencial, como ha tenido siempre. No tengo ninguna inquietud en ese sentido", dijo el técnico en respuesta a las informaciones de prensa que apuntaban a que el jugador llegó a plantearse su continuidad en la selección.