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Mensaje para Tunku Ismail y Martín Prest

9/03/2021 - 

VALÈNCIA. Ahora que ya parece inevitable vuestro aterrizaje en el Valencia CF quisiera poner algunas cosas sobre la mesa y aclarar algunos puntos, pues tengo la impresión de que hay demasiados agentes externos opinando lo que no es y dando una imagen del valencianismo que es dañina y que deforma, sobremanera, la realidad de los hechos. Y pongo como al máximas responsables de esa imagen deformada a muchas de las acciones llevadas a cabo por peor presidente que ha tenido este club en su más de cien años de historia: Anil Murthy, que dicen está ya más que amortizado. Lo malo es que su terrible herencia no.

Fuimos los valencianos los primeros en engañarnos a nosotros mismos: en una primera oleada, nos pusimos a vender acciones a precio de oro a Juan Soler, que las aglutinó de tal manera que ya sería imposible hacer ningún ejercicio de democratización posterior. Ahí solo nosotros somos responsables. Le siguió la venta, llena de secretos y contradicciones, que también los valencianos llevamos a cabo, creyendo estar en las mejores manos posibles y dando nuestro corazón a quien nos llenó el cerebro de promesas que no tenían fin. De ahí nos podíamos repetir aquel dicho de “prometer, prometer, hasta…y una vez metido, olvidar lo prometido”. Ni más ni menos. Eso sí, lo ideal sería recuperar aquel paraíso perdido frente a las inversiones ocasionales de gente ajena a todo esto, pero lo veo complicado.

Comprended, Tunku Ismail, príncipe de Johor y Martín Prest, que esto no tiene nada que ver ya con vuestro trabajo, sino con la credibilidad que lo respalda. El valencianismo desea poder aplaudir a sus gestores, porque es una afición generosa en el elogio y en la confianza. Es verdad que recibió a Lim con vítores, casi como un mesías, pero luego las barbaridades que se han hecho al frente del club han convertido su presencia en una amenaza hostil y engreída: ha puesto aquí a una persona capaz de hacer callar al público, sin vergüenza alguna; ha calificado a esta afición como xenófoba, cosa que choca de lleno con una cultura abierta, heterodoxa y felizmente volcada al turismo y siempre cariñosa con otras culturas; ha insultado a seguidores, periodistas, jugadores emblemáticos, etc. Y todo esto (y más) lo ha hecho mirando por encima del hombro a todo aquel con el que se ha cruzado: incluso por encima del máximo representante de los valencianos, el President de la Generalitat. Cuando vengáis, tendréis a una afición hostil, escéptica y dolida por todo esto, porque, además, el equipo, año tras año, aumenta su deuda y empeora bajo una política de ventas y contrataciones que nadie comprende o mejor aún: que todos sabemos, pero que nadie puede fiscalizar. Y es que ahí estriba gran parte del otro problema: aquí todo lo de Lim ya huele mal.

Cuando Prest y Tunku Ismail vengan, tendrán que sentarse con los medios valencianos e intentar arreglar toda esta distancia que el club ha puesto de por medio: los periodistas están deseosos de que las cosas funcionen bien y de hablar de lo que ocurre en el césped y no tanto en las oficinas. Un mensaje de ilusión vende más que cualquier otra noticia, no lo olvidemos. Y es mucho más bonito hablar de proyectos bien construidos que de ruinas deportivas, como las que venimos padeciendo a lo largo de estos seis años, de una manera u otra. Mientras el Valencia CF de hoy se dedica a perseguir, a vigilar y a vetar voces y plumas de toda la vida en Valencia, estos y estas periodistas solo quieren ver que su club deje de ser la pantomima nacional e internacional. Rodeaos de gente válida y bien preparada en lo profesional y en lo emocional en el apartado de comunicación: este club destila frialdad, porque no hay valencianismo detrás. No se mima ni a los medios ni a la afición, de la que solo se acuerdan cuando las cosas van mal en lo deportivo y en lo económico.

Reunid gente importante para el valencianismo: Fernando Gómez Colomer debe estar o dirigiendo la Academia o llevando alguna parcela deportiva de peso. Quique Sánchez Flores sería un gran candidato al banquillo si este club consigue profesionalizarse correctamente; no sé cómo ni dónde, pero un técnico y hombre de fútbol como José Luis Oltra debería estar en esta casa. David Albelda vendría realmente bien, recuperaba a Jorge López, a Juan Sánchez, a Vicente y así un buen número de gente que sea capaz de insuflar valencianismo desde el primer niño o niña hasta el último de los jugadores del primer equipo. Hay que recuperar a Kempes, no os olvidéis de él. Tus embajadores (Arias, mi querido capi, Tendillo y Bossio) son valencianismo en estado puro: cuídales y, sobre todo, escúchales. Más allá de todo esto, no olvidéis que la credibilidad y el estatus hay que ganárselo, por muy príncipe que uno sea: se necesita a alguien con autoridad moral y profesional que sea capaz de bajar a un vestuario y apretar al equipo si hacen cosas como en Valdebebas, Elche o Getafe; también al técnico, que ya no tendría coartada alguna. Hace falta credibilidad y ejemplaridad, porque quien va mintiendo luego no puede reclamar la verdad. Quien no trabaja o trabaja mal luego no puede reclamar resultados en el trabajo de los demás.

Si no hacéis excentricidades, si no nos engañáis, si no nos tomáis por tontos, si no os ponéis a destrozar el club y su identidad, si realmente hacéis que este equipo sea más un club de fútbol que un circo, si no explotáis las pocas reservas que tiene el Valencia CF para subsistir y si dejáis ya de fichar o de traer jugadores movidos por caprichos y favorcitos a los de siempre… si nos evitáis más bochornos, si acabáis el estadio, que a fecha de hoy es una vergüenza y una burla a la ciudad, si devolvéis la armonía y la sintonía con la gente, si la respetáis, si no tomáis el club como un juguete sino como una parte importante de una comunidad autónoma, que antaño fuera hasta reino, entonces, serás bienvenido, príncipe. Si, por lo que todos nos tememos, esto será otra engañifa más, promovida por Lim, no dudes que ni seréis queridos, ni respetados por el valencianismo, ni apoyados por nadie, porque el dolor es tan grande ya, es tan honda la herida, que no nos quedan ni ganas de llorar, sino de levantarnos en pie y gritar, para defender, al menos, nuestro orgullo valencianista.

Si venís para que esto sea más de lo mismo, el sol de Valencia será, para vosotros, el más crudo infierno cuando las cosas se tuerzan: no es ni amenaza ni promesa, sino solo un anticipo de lo que suele ocurrir en estos casos. Ahora bien, si vuestra presencia se traduce en valencianización del club, conversión de la parcela deportiva, reconstrucción de una política de contratación y venta acorde al nivel del club y respeto por la gente, entonces, al final de todo, os daremos un aplauso y comenzaremos a confiar en nuestra suerte. Mientras, de momento, solo podemos ver vuestra llegada como una inquietante amenaza, debéis comprenderlo. Si, además de príncipe, eres hombre fútbol, como dices, sabrás de qué hablo.

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