El Club ya no está fichando, únicamente, a golpe de capricho de un propietario metido a secretario técnico sino que son profesionales contrastados los que, con cargo o sin él, se están encargando de pertrechar el vestuario con lo que este verdaderamente necesita...
VALÈNCIA. El Valencia está reconstruyendo el presente con la intención de que el estado de felicidad que ha sido decretado en la ciudad se alargue hasta final de temporada, pero también parece haberse propuesto construir un futuro en el que la Champions League acaparará una parte importante del esfuerzo de la plantilla. Por esos derroteros se encamina el Club de Mestalla con las incorporaciones de Vietto y Coquelin, y bajo esa filosofía se ha planteado el Club la política de fichajes en esta ‘ventana’ invernal. Política totalmente acertada, fundamentalmente, porque el crédito que inspiran quienes la están llevando a cabo. El Club ya no está fichando, únicamente, a golpe de capricho de un propietario metido a secretario técnico sino que son profesionales contrastados los que, con cargo o sin él, se están encargando de pertrechar el vestuario con lo que este verdaderamente necesita. Y es el propio Marcelino quien, más allá de testar la conveniencia de una incorporación desde el punto de vista puramente futbolístico, trata de contrastar aquellos aspectos del candidato que pueden hacerlo encajar con éxito en el grupo humano que él magistralmente pastorea con el objeto de evitar que puedan convertirse en una amenaza para ese microclima idílico que ha creado en el vestuario valencianista y que con tanto celo protege. Algo que en el caso de Vietto tenía bastante fácil porque lo conoce de Villarreal y que en el caso de Coquelin ha podido recabar a través de Gabriel Paulista que conoce bien al francés por haber coincidido en Londres.
Pese a que Marcelino mantenía un discurso oficial poco esperanzador con respecto a los refuerzos, dicho argumentario respondía únicamente a la pose –lógica por otra parte- del técnico asturiano que ni quería elevar demasiado el nivel de las expectativas ni echar ni un gramo de tierra sobre la plantilla residente, pero … se ha trabajado con diligencia no solo para reforzar la plantilla sino para hacerlo de manera que los efectivos mínimos indispensables llegasen en los primeros compases del mes de Enero por ser el mes en el que más se aprieta el calendario por la Copa. Esperar a final de mes , pese a lo que decía públicamente Marcelino, podía resultar ya demasiado tarde. Afortunadamente lo del entrenador no pasaba de ser una mentira piadosa y las dos necesidades que, de manera perentoria, quedaron perfiladas en las reuniones que se celebraron en la visita de Peter Lim a Valencia, ya están aquí a disposición del cuerpo técnico –Vietto llegó y besó el santo el martes en Mestalla y Coquelin podría, incluso, debutar esta noche en Riazor-. La posibilidad de una tercera incorporación , la del lateral derecho, que sigue estando en los planes sólo se culminará si bien sale la ‘jugada’ con el Inter y Cancelo o bien si se presenta una buena oportunidad de mercado que propicie su llegada en este período de fichajes. Es decir, que Marcelino ya cuenta con mayor armamento para afrontar la segunda parte de la temporada y no tendrá que renunciar ni siquiera priorizar, en principio, ninguna de las dos competiciones en las que todavía queda mucha tela que cortar. Llegando un poco más lejos, podría dar la impresión que se esté tomando en cuenta la posibilidad de que ese expediente que flota en la nube de la FIFA acabe derivando en un castigo sin fichar en verano y se esté adelantando parte del trabajo por si llega ‘el tío Paco con las rebajas’. Con todo esto lo que vengo intentando expresar es que lo del último verano no es un espejismo y que el sentido común parece haber llegado a Mestalla para quedarse por un tiempo, lo cual supone un excelente noticia. Marcelino sólo ha tenido que padecer la escasez de vestuario en un par de partidos y en una eliminatoria copera ante un rival en avanzado estado de descomposición. El Valencia nos está haciendo felices muy por encima de las expectativas que podíamos albergar hace unos meses y , mientras Mateu Alemany y Marcelino se mantengan a los mandos da toda la sensación de que puede ser duradero.