VALÈNCIA. "Como entrenador y jugador me gusta más jugar en casa, aunque en este momento es normal que nuestra afición esté enfadada y es normal que nos aprete. Tenemos nosotros que mejorar, empezar a ganar partidos porque cuando no ganas la afición no está contenta y no es fácil jugar en Mestalla con 45000 personas que te aprietan cuando fallas", esta frase de Gennaro Gattuso en la rueda de prensa previa al partido contra el Real Valladolid me parece la mayor metedura de pata del italiano desde que aterrizó en Valencia.
Sigo flipando, pero flipando. Ni Gattuso, ni Meriton ni ningún jugador de la plantilla de las tres últimas temporadas debería tener una mala palabra o justificación para Mestalla. Por infinitas cosas. Paciencia, compromiso, ilusión... y aguante. Sobre todo aguante. Una resistencia impensable hace unos años y que ahora ya está entrando en un terreno 'pantanoso'. Digo esto último porque Mestalla puede interpretar -con razón- que de comprensivo al final le estén tomando por tonto. Por muchos motivos.
El primero: Si el Valencia ha tenido un jugador determinante en estas temporadas por el 'desierto' ha sido Mestalla. De hecho, sin el empuje de Mestalla, el 'infierno' de Segunda se podía haber convertido en realidad. Por ejemplo, recuerdo un partido contra el Espanyol en 2016 que acabó con 2-1 con un gol de Cheryshev que desmonta esa explicación de Gattuso. Normal que Mestalla apriete, pero cuando las cosas se ponen feas como están ahora... es la estrella de este equipo para mantener la categoría.
Segundo: Si el Valencia siente presión por jugar en Mestalla, es culpa del rendimiento del equipo y del entrenador. En eso estamos todos de acuerdo, pero... ¿Gattuso no es responsabilidad tuya que el Valencia o el futbolista sea capaz de jugar al 150% en Mestalla? Me suena a excusa barata pase lo que pase en estas tres jornadas a domicilio.
Tercero: Si Mestalla no hubiese sido un aliado, paciente y cariñoso con su equipo... no miremos los resultados del Valencia fuera de casa desde 2019. Porque son para echarse a temblar. Si la solución pasa por revertir la situación jugando con menos 'presión'... veremos la gestión de una plantilla joven ante el empuje de campos que se juegan la vida. Seguro que los entrenadores del Cádiz, Espanyol, Almería o en especial del Elche echarían el resto por jugar todos los partidos que quedan en casa y esforzarse por mejorar, ya que a la que el equipo haga un par de cosas buenas tendrá a 45.000 gargantas luchando por salvar un sentimiento incomprendido en Singapur.