VALÈNCIA. "¡Rodrigo, quédate!" fue la frase que quedará para el recuerdo del debut liguero del Valencia en casa con un empate a uno ante la Real Sociedad, incluso más allá del guión de suspense con el que se cerró el partido con un gol de penalti en el minuto cien para el conjunto donostiarra.
El internacional valencianista estaba llamado a ser el protagonista del encuentro y lo fue. Tras una semana en la que tuvo prácticamente los dos pies fuera del club para jugar en el Atlético de Madrid, la situación dio un giro de 180 grados y el sábado a las siete de la tarde su camiseta era la blanca del Valencia.
Además, paradojas del fútbol, la ausencia de Dani Parejo por sanción propició que llevara el brazalete de capitán y encabezara la fila que saltó al césped entre los jugadores de la Real Sociedad, que homenajearon con un pasillo al Valencia por la consecución en mayo de la Copa del Rey de la pasada temporada.
La afición estuvo con el jugador, cuya presencia en la alineación inicial y a pesar de que Rodrigo había estado dos días sin entrenar en una semana frenética, fue consensuada con el entrenador, Marcelino García Toral, en la tarde del viernes, tal y como el técnico confirmó tras el partido.
La afición le acompañó, animó y aplaudió durante todo un encuentro en el que Rodrigo no dio un balón por perdido, se desesperó cuando la pelota no le llegaba y dispuso de una clara ocasión en una jugada en la que el poste provocó la desesperación del internacional español.
Fue una acción, avanzada la segunda parte, que podría haber puesto el 2-0 en el marcador y allanar el camino del Valencia hacia una victoria que finalmente no se produjo.
Con ocho minutos de prolongación durante los que Gameiro falló un penalti cuando Rodrigo ya no estaba en el campo, el encuentro todavía duró dos minutos más y llegó hasta el 100, cuando otra pena máxima permitió a la Real Sociedad rescatar un punto agónico en un final trepidante, que poco tuvo que ver con el fútbol plano que ambos equipos habían ofrecido hasta el descanso.
Entonces Rodrigo, el futbolista que ha protagonizado el culebrón del agosto valencianista, ya no estaba en el terreno de juego, pero su sombra se prolongaba sobre un partido en el que su equipo perdió la oportunidad de alcanzar la primera victoria de la temporada.
Su salida del campo combinó la sensación de agradecimiento del público por el derroche de energía ofrecida durante todo el encuentro frente al reconocimiento de la posibilidad de que el partido ante la Real Sociedad haya sido el último con la camiseta valencianista ante su afición.
Rodrigo es jugador del Valencia, pero nadie puede garantizar que lo sea el 2 de septiembre, momento en el que se cierra el mercado español, tal y como admitió este jueves el director general del club, Mateu Alemany.
Alemany, Marcelino y la afición han dictado su veredicto. Todos desean la continuidad del jugador, quien, por otra parte y sin haberse pronunciado, demostró su voluntad o en cualquier caso su profesionalidad en el encuentro ante el equipo vasco. El último capítulo del culebrón todavía no está escrito.