opinión

Miedo al fútbol

Este Valencia ya ha conquistado una gran victoria esta temporada: el aficionado valencianista le ha perdido el miedo al fútbol. Puede sonar extraño e incluso parecer exagerado a algunos pero, sinceramente, creo que el aficionado del Valencia le había cogido miedo al fútbol...

2/12/2017 - 

VALÈNCIA. Con el Ecuador de la temporada cada vez más próximo, el valencianista luce dentadura porque no puede quitarse la sonrisa de la boca. Todavía no ha tenido que padecer derrota alguna y han sido pocos los momentos en los que ha visto al equipo de Marcelino a merced de rival alguno pese a que a muchos se nos va refinando el paladar hasta el punto de poner en entredicho al equipo por el hecho de no ‘pasar por encima’ de rivales como el FC Barcelona... cosas del fútbol. Paralelamente, la Copa del Rey dibuja un horizonte ilusionante como alternativa válida al vacío que supone no estar presente en competición europea alguna y a la espera de un sorteo generoso supone -sin lugar a dudas- un objetivo real. 

En cualquier caso queda un largo camino por recorrer y es muy pronto todavía para cantar victoria. Ni se ha ganado nada ni se está todavía cerca de conseguirlo. Habrá que luchar mucho y estar dispuestos a sufrir lo que haya que sufrir para mantener el ritmo , seguir viviendo muy cerquita del líder, y -a la vez- seguir ‘pasando pantallas’ en el juego de la Copa. Para ello será más que necesario sacar la tarjeta de crédito y salir de compras navideñas sin dilación pese a las estrecheces económicas e incluso, si me apuran, habrá que estar dispuesto a ver al equipo perder algún partido sin rasgarnos las vestiduras porque esto es fútbol y no se puede ganar siempre. 

Pero suceda lo que suceda, este Valencia ya ha conquistado una gran victoria esta temporada: el aficionado valencianista le ha perdido el miedo al fútbol. Puede sonar extraño e incluso parecer exagerado a algunos pero, sinceramente, creo que el aficionado del Valencia le había cogido miedo al fútbol. Es cierto que , en los tiempos difíciles , hubo un buen número de seguidores que enfermaron del virus de la desafección porque, más allá del transitar deportivo, el propio Club se encargó de desalentar y distanciar al aficionado por desconocimiento y por desprecio, pero también los hubo -seguramente quienes más profundamente sienten el hierro- que , literalmente, vivían atemorizados con la deriva que estaba tomando el equipo... y la entidad. En algunos momentos hubo temor al descenso y pavor justificado al ver cómo manos inexpertas y caprichosas amenazaban con tirar por la borda casi cien años de historia sin pestañear. Hoy, en cualquier tertulia de bar, familiar o de cualquier naturaleza se especula acerca del siguiente partido... sin miedo. Pero no hace tanto tiempo que llegamos a acostumbrarnos a que cualquier equipo de medio pelo llegase a Mestalla y le sacase los colores de manera inmisericorde a todo un Valencia Club de Fútbol y eso, afortunadamente, va quedando atrás. Y , aunque despierte algún que otro ‘ataque de cuernos’ en la planta noble del Club , quien ha erradicado esa inquietante sensación que se había instalado en la afición es el entrenador y su complicidad con el Director General. Ellos le han dado la vuelta a la tortilla con un golpe de mano rápido y certero devolviendo al valencianista la fe en el fútbol y atenuando la sensación de temor al futuro aunque, en más de una ocasión, les toque andar mirando de reojo a quien continúa teniendo la sartén por el mango.             

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