13 de noviembre / OPINIÓN

Miedo, mucha plancha y batucada

19/10/2021 - 

VALÈNCIA. Es muy complicado extraer conclusiones positivas cuando se respira miedo a perder contra el rival y en el escenario que sea; cuando la ansiedad se apodera de una plantilla que aguanta como puede y encadena más contratiempos físicos que puntos en la clasificación; cuando es imposible esconder la deficitaria planificación deportiva y la falta de herramientas para corregir una realidad que se venía vislumbrado hace muchísimo tiempo o cuando se consigue desviar el foco de atención hacia una ‘grada de animación patrocinada’ que se pasó de frenada, que transformó el estadio en un esperpéntico carnaval y que agudizó la grieta con una afición que llegó con ganas de echar el resto por el ‘efecto Pereira’, ya entró mosca por el jaleo de los tornos de acceso, y se marchó desconcertada y con la sensación, a contracorriente por la desinformación de la bochornosa situación y un ambiente tenso, de haber sido pisoteada en su propia casa al son de una batucada.  

Fue una acción puntual del ‘main sponsor’ granota, enmarcada en la celebración de su convención anual, que no iba a tener continuidad (y aún menos tras lo vivido), y que ha provocado un malestar interno en el club porque no todo vale, sobre todo el reprochable comportamiento de algunos de los 350 empleados de la empresa (como se ha viralizado en los vídeos que ruedan por las redes sociales) y que ante el evidente desconocimiento no se hubiera permitido. Que cada uno extraiga sus propias conclusiones. Es triste pensar que el fútbol se está alejando del que más sufre y ha caído irremediablemente en el negocio, perdiendo su identificación.

En el Levante se están precipitando los acontecimientos a tal velocidad que sentir el pánico en el cuerpo tan pronto es un problemón. Hay tiempo y mimbres si se hacen las cosas bien y se emprenden más soluciones que la habitual cuando los resultados dan la espalda. Un ejercicio de autocrítica de TODOS, también de los jugadores, que parece que nos olvidamos de ellos cuando hay que focalizar responsabilidades y los dejamos fuera de la ecuación o en un plano secundario. Les ha ayudado que hayan sucedido tantas cosas que han generado a su alrededor un escudo que les ha protegido de las críticas, pero para ellos el crédito tampoco es ilimitado. Ahora ya no está Paco López para salvar la papeleta y suavizar los horrores que han costado tantos puntos… y Javi Pereira acaba de llegar y tiene su margen, aunque el tiempo no juega a su favor por el peaje con el que ha arrancado y ha asumido porque está ante la oportunidad de su vida.

Los futbolistas son los que marcan el destino para bien o para mal. Es evidente los que están en flecha roja y su recuperación es primordial para resurgir en colectivo. Tanto unos cuantos de esos disponibles (y referentes) sumidos en un bloqueo preocupante, que lo intentan pero no les sale nada, como los que están en la enfermería y que podrían ser titulares sin discusión. Porque el fútbol no es contemplativo con nadie y la brecha en la clasificación se hace muy rápido. La realidad es que ya van 17 partidos oficiales sin conocer la victoria; desde el 10 de abril de 2021 en casa del Eibar. Y hay que irse al 12 de marzo, en el derbi contra el Valencia, para encontrar la última alegría que vivió el aficionado de anfitrión.

Cuando se sigue sin ganar pasan desapercibidos esos brotes verdes (aunque poquitos) que dejaron el empate sin goles ante el que persiste como colista de LaLiga. Hay mucha plancha, mucho por hacer. Lo más positivo fue la portería a cero, un factor que no se producía desde aquel último triunfo oficial en Ipurua. Aitor Fernández es el ’1’ titular para Pereira y Cárdenas tendrá que apretar más todavía para cambiar las tornas porque el nuevo míster, como dijo en su presentación, no es partidario de rotaciones entre palos. Vezo y Mustafi (detallazo el que tuvo al final del partido quedándose un poco más a aplaudir a los seguidores) deben consolidarse como la pareja de centrales más fiable.

El cerrojo entre palos es un punto de partida y la comunicación en el campo entre los jugadores, sin malas caras, echando el resto y peleando para paliar las fugas que están marcando la pauta en estas primeras nueve jornadas. Hay que ser demoledor en ambas áreas y en ataque aún no se ha comparecido esta temporada. Falta frescura, magia, tranquilidad en ese último pase y determinación. La necesidad de sumar de tres cuanto antes está minando las piernas y la cabeza de una plantilla con mucha más pólvora que esos seis tantos que lucen en el casillero: dos de Morales, otros dos de Roger, y los de Campaña y Róber al Real Madrid.

Uno de los aspectos que devoró a Paco López fue su exposición pública, el estar siempre en primera línea de fuego y terminó cayendo en un discurso previsible, repetitivo y con argumentos que ya no se sostenían, sin incidir en lo que chirriaba porque no era partidario de exponer las carencias delante de un micro. Pero eso ni mucho menos suponía que no fuera consciente de la realidad, ni que no persiguiera encontrar una solución a los problemas. Es su personalidad y Pereira tiene la suya. Me convenció el discurso en su presentación y también tras el último 0-0 cuando se le cuestionó por la acumulación de problemas físicos. Preocupación y ocupación. “No podemos esperar con los brazos cruzados y es por eso el staff que he traído y la titulación de cada uno. No soy médico. Donde nosotros podemos incidir cada día es en el campo de entrenamiento con la prevención y después lógicamente en las cargas de entrenamiento y en la recuperación. Vamos a intentar que los jugadores vayan volviendo poco a poco. Ellos son las herramientas”, expuso el técnico pacense sobre el estado físico del equipo. Contra el Getafe lo sobreexpuso en exceso (las bajas condicionaron la capacidad de reacción desde el banquillo), sin agotar los cinco cambios y realizando el tercero y último (uno en cada tanda), en la prolongación ante la extrañeza del Ciutat y unos cuantos pitos que a muchos nos pillaron con el pie cambiado al no tener claro el destinatario correcto.

No creo que esas discrepancias fueran hacia Soldado (entró por él Dani Gómez en el minuto 92) por ese ‘caldo de cultivo’ que se generó sobre su fichaje en su día por su pasado en el vecino. No tendría ningún sentido y reprocharía que ese fuera el motivo de los silbidos. Fue el mejor de los 14 que participaron, se vació y se lo dejó todo, jugando con fuego porque se temió que volviera a caer. Su regreso es un alivio, un plus de intensidad y competitividad, y es de agradecer y alabar su implicación en su primer partido oficial como granota en casa después de nueve semanas fuera de combate por la lesión que sufrió en el estreno liguero en Cádiz. Ante la falta de fútbol y que el desgaste en la recta final estaba haciendo estragos y poniendo en riesgo el ‘puntito de la Federación’, no encajó que Pepelu, la principal sonrisa de los últimos coletazos de la ‘era Paco López’, no tuviera minutos para refrescar el centro de mandos. Le dijo que “estuviera preparado”, pero no quiso “romper la estructura”. Veremos lo que sucede con el canterano, una de las ‘patatas calientes’ de la planificación, ya que acaba contrato el próximo 30 de junio.

Es un secreto a voces que hay un excedente en el eje de la medular (Radoja, Vukcevic, Malsa, Campaña, Pablo Martínez, Melero, Bardhi, Pepelu y Blesa) y también una escasez de extremos naturales, que se agrava más todavía si en la mente de Javi Pereira está dar continuidad a la apuesta de abrir el campo e insistir por este perfil de jugadores incisivos y con verticalidad. Con 27 integrantes en dinámica de primera plantilla habría que ir al mercado de invierno y focalizar los esfuerzos en una posición que se quedó sin reforzar en verano, pero dudo que las arcas estén para afrontar más dispendios que la salida de un técnico y la llegada de otro. Mientras tanto hay que pelear con lo que hay, dar con la tecla en los esfuerzos y evitar más daños, para afrontar un calendario que se envenena con tres partidos en ocho días, los dos primeros ante equipos de Champions: la visita al Sánchez Pizjuán para medirse al Sevilla (domingo 24, 14:00), el partidazo en el Ciutat frente al Atlético y sin batucada (jueves 28, 21:30) y el cara a cara, de nuevo en Orriols y que apunta a trascendental, contra el Granada (lunes 1 de noviembre, 21:00).

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