VALÈNCIA. Mina se va a Vigo después de un reconfortante, ejem, proceso negociador. A Mina le ha pasado como nos pasa a casi todos en la cotidianidad del día a día: su destino dependía de terceros. Un tira y afloja (la expresión más recurrente de un periódico deportivo en julio y agosto) bien terco para lograr a Maxi Gómez que tuvo los ingredientes perfectos del serial de transferencias, esto es: 1) el jugador está muy difícil, tiene muchos pretendientes dispuestos a pagar mucho por él, 2) el Valencia se lanza a por el delantero, 3) el delantero comunica al Valencia su disposición para llegar al club, 4) un club inglés se entromete en la operación, 5) el Valencia no puede llegar a lo que el club inglés le ofrece, 6) un segundo club inglés ofrece todavía más, 7) el Valencia maneja un plan B ante la dificultad de la operación, 8) el delantero a punto de fichar por el club inglés, que depositará su cláusula, 9) los agentes del delantero, por su interés en ensanchar su comisión, claves en el fichaje frustrado, 10) el delantero ficha por el Valencia.
Hay un resquemor presente de los que no quieren dejarse vencer por la evidencia ni están dispuestos a doblegar sus prejuicios. Para ellos la marcha de Mina es la marcha del trompellot. Imagino que simplificar a Mina y dejarlo en ramplón es más cómodo que atender a su complejidad. La evidencia es otra.
Mina redimió la estética y los peores presagios. En esos libretos sobre jugadors random que pasaron por el Valencia, se describirá a Mina como un jugador mejor de lo que aparentaba, un productor que ha ido evolucionando en consonancia con su propia maduración. Entre tanto, en vivo, la tarea complicada de asentarse cuando no eres más que un crío henchido de elogios y posibilidades.
La salida de los malos, como podría adivinarse esta primera fase de mercado, es en lo que toca a Mina un daño colateral. Mina forma parte de esa mano de obra silenciosa que aportaba a cada carrera, el rendimiento neto a base de fuerza bruta. El resto son puras especulaciones en torno a sus expectativas o a la suposición de que en realidad fuera a ser un delantero escandaloso. Él y sus limitaciones pudieron más que la refulgencia de delanteros fake de paso.
Nadie lo hubiera dicho entonces pero ahora Mina se va dejando un pequeño legado. La persistencia honrada de quien, pudiendo dejarse llevar por la inercia del crío incomprendido, adaptó su rol a jornalero comprometido.