VALÈNCIA. Míster, ponle otro rostro al equipo: dale otra alegría a su juego sin quitarle fortaleza defensiva y que ponga cara de perro rabioso cada vez que dispute un balón. Ya sabemos que te has querido ir, que te han engañado por todos los lados, incluso aquellos que más de una vez te han invitado a comer y te han dicho que no te preocupes. Sabemos que sí tienes mucho por lo que preocuparte, que sí tienes mucho por lo que protestar, pero eso ya está fuera del camino. Es verdad que lo arrastras, como un nazareno, y eso te va doblando las rodillas ante los elementos, ante las cuestas, ante cualquier pequeño problemilla que se te cruce por el camino. Y a veces te lleva a equivocarte de enemigo. No es momento de abatimientos trasnochados, de rencores enquistados ni de reproches. No es momento tampoco de estar lamentando lo que pudo ser y no fue, porque ni fue, ni es ni será. Y hoy eres el entrenador del Valencia CF, quizá el mejor club (que no equipo) que hayas dirigido de momento. Al menos el que más historia tiene entre la élite europea. Y sé muy bien que gestionar la miseria es ingrato, pero es lo que tienes. No merece ya la pena girarle la cara a Murthy por su nula capacidad de gestión del club o como simple felpudo de Lim. Sabes de sobra que no representa a nadie ni a nada en este mundo y dejará más triste sombra por donde pase que otra cosa. Y como él, otros que le orbitan, con mayor o menor dignidad, acierto o necesidad. Tampoco se trata de generar desconfianza de todos los que están allí, porque quizá alguien realmente busca tu alianza para echar esto a rodar de la mejor manera posible y esa cerrazón tuya tampoco ayuda: ni a ti, ni a esas personas ni al equipo. Está bien que asumas lo que te corresponde y te eches a un lado ante lo que no, pero ya no está tan bien que no asumas ciertas competencias que, aunque no lo creas, te corresponden porque, a fin de cuentas, tú eres el gestor humano de un vestuario.
Por tanto, Míster, es tu hora. No des la espalda al momento ni te refugies en la indignación, porque al final acabarás saliendo del club algún día y no puede quedar esa imagen triste, lánguida, abatida y resignada. Eso marca. Y tampoco te mereces que la historia sea injusta contigo, solo porque has optado por plantarte ante los hechos y decir un “basta” que suena a “me dejo llevar y que acabe esto pronto”. El mercado de entrenadores es también un rodillo y si das un paso equivocado te lo hace pagar años. Piénsalo, porque al final es cierto que existen otros países y otras ligas, pero te tocará remontar desde más abajo y volver a hacer las cosas muy bien. Excelentemente bien. Y uno se va haciendo mayor: es decir, se vuelve más sabio o más desbaratado. Nunca se sabe cómo funciona esto de la genética.
En todo caso, Míster, yo creo que ya no es momento de lamentar más. Se debe notar y ver tu mano de entrenador: el equipo no es armonioso, a pesar de su calidad, que es la que es. Tenemos en La Liga equipos con plantillas más pobres que la tuya y tienen unos ajustes mucho más lúcidos, unos movimientos de defensa y en ataque mucho más pulidos y reconocibles. Aún no sabemos bien a qué queremos jugar, porque se propone entrada por bandas (los datos así lo demuestran) y tu delantero centro nunca está dentro del área para acabar esos centros. Buscamos la contra, pero con la línea defensiva demasiado atrás, lo que hace que la carrera al contragolpe sea mucho más larga y acabe cansando más. Aún está por ver de qué manera consigues que el equipo no se parta en dos por el medio, o que haga coberturas defensivas de calidad; también me queda por ver de qué modo vas a lograr que el equipo sea reconocible cuando tenga la posesión, porque todos los equipos te hacen la misma de buscarte presión alta sabedores de que acabarás pegando un pelotazo y ahí se acabará tu apuesta. Luego sí: a ver si robamos.
Debes preguntarte, Míster, por qué no tenemos ni un solo futbolista que esté en buena forma: que deslumbre, que esté más entonado, como lo estaba, por ejemplo, Gayá a principio de temporada. Hay una devaluación de sus prestaciones, de su valor y de su rendimiento. Es verdad que estás tratando de sacar lo mejor de Correia, Vallejo y Racic. Y lo vemos con alegría, pero no vale eso: formar está bien, pero se necesitan resultados porque este equipo está acostumbrado a estar arriba (excepto desde la llegada de Meriton Holdings, propietario). Sé que has protestado por ello con razón, pero se necesita algo más de ti. Debes preguntarte también por qué hay tantos futbolistas que no pueden soportar un partido completo a pesar de no tener más competición que el campeonato liguero: las lesiones musculares, las bajadas de intensidad defensiva, la falta de electricidad en los metros finales. No sé bien qué pasa en estos casos, pero hay demasiados futbolistas que no les podemos dar ni dos partidos seguidos ni más de sesenta minutos. Sí, es lo que hay y lo entendemos, pero algo más puedes hacer con lo que tienes (te lo repito como mantra). Algo más, Míster, porque no logramos ganar a nadie y el club sigue en esa peligrosa deriva que te puede hundir, del mismo modo que puede sacarte de abajo, pero sabes que el fútbol es de dinámicas, de esfuerzo y de suerte. El esfuerzo no te lo niega nadie (ni el tuyo ni el de la plantilla, que es honesta a más no poder), lo malo es que la dinámica no es buena y la suerte… pues tendrás que buscarla, Míster, por donde sea, porque solo a ti nos agarramos ahora los valencianistas mientras rezamos que se vaya aclarando toda la gestión de los máximos accionista. Solo a ti, y nos merecemos que correspondas como sabes, como puedes y como debes.