Montañas que deben escalar Gary Neville

En Eibar se vieron ideas interesantes, como Cancelo de extremo -al fin- y laterales defensivos, pero erró en la elección de la banda izquierda. Orban, como le está sucediendo a Gayà durante todo el curso, quedó vendido porque su interior se dedicó a contemplar el paisaje cada vez que había que bajar a defender

16/12/2015 - 

VALENCIA. Muchas preguntas sobre cómo resultará la dirección de Gary Neville al frente del Valencia. Pero sin duda está ante un gran reto. El primero a superar, trata sobre sus propias limitaciones como entrenador novel. Aquí una aproximación a algunas de las cosas más importantes a las que se tendrá que enfrentar.

Recuperar la confianza. Sí, ahora mismo la plantilla es un mar de dudas. Basta con verles jugar, no hay una acción de primeras, una jugada sencilla o con sentido. El jugador se ve obligado a la jugada individual, a la elección más complicada de todas. En posesión del balón, nadie sabe qué hacer con él, si tirar hacia adelante, pasarla o hacer un cambio de orientación... ese tiempo perdido en elegir es tiempo ganado para el rival, que salvo excepciones, desmonta al Valencia con un simple juego de presión y robo.

Imponer una idea. Ataque o defensa, equilibrio o arrebato. ¿Què vols, Gary? Es difícil que individualmente los jugadores puedan brillar si no hay un colectivo cohesionado y bien trabajado que los sujete. Se sabe que un equipo funciona cuando sus jugadores más vulgares rinden como los mejores. Y en estos momentos, el Valencia sería capaz de arruinarle la carrera al mismísimo Messi.

En Eibar se vieron ideas interesantes, como Cancelo de extremo -al fin- y laterales defensivos, pero erró en la elección de la banda izquierda. Orban, como le está sucediendo a Gayà durante todo el curso, quedó vendido porque su interior se dedicó a contemplar el paisaje cada vez que había que bajar a defender. Esos desequilibrios, ese partirse en dos, es lo que está hundiendo al grupo de forma reiterativa durante todo el curso. Conseguir inculcar una mentalidad trabajadora en tipos que parecen vivir en una fiesta continuada será un trabajo complicado para Gary Neville, y más si no quiere deshacerse de nadie en el mercado de invierno.

Recuperar a la tropa. Uno de los dramas del Valencia no es que en dos veranos se haya hecho una plantilla nueva (el dinero se gastó en 16 jugadores, y no en 4 como insistentemente se quiere hacer ver), sino que hasta los 'peces gordos' estén fuera de juego. El poso que podría aportar al grupo Enzo Pérez o Negredo quedó diluido por roles mal elegidos, o en no saber buscarles uno adecuado, añadiendo a ello lesiones continuas o bajos estados de forma. Es incomprensible que tipos tan fiables como Javi Fuego estén en unas condiciones tan lamentables. Poner a tono a esos elementos y acoplarlos convenientemente en un sistema eficaz será el primer paso para resucitar al muerto y transformarlo en un arma efectiva para la lucha.

Aportar liderazgo. Desconozco qué grado de influencia puede tener el pasado como futbolista en un entrenador que jamás empató ante nadie. Pero sería bueno que la figura de Gary Neville fuera realmente imponente en el grupo, porque ahora mismo, además de muchas otras cosas, ese vestuario necesita un guía, un general que les arrope y los ponga firmes. Construir esa mentalidad ganadora y ejercer tal liderazgo empieza con gestos y se consolida con trabajo y resultados. Está por ver si Neville está siendo un entrenador justo en sus alineaciones o se dedica a hacer onces políticos para contentar a ciertos sectores. En ese complicado equilibrio se jugará la bendición del vestuario. Despeje la incógnita.

Mejorar su comunicación. Veamos, un entrenador novel, que no domina la lengua mayoritaria del vestuario y que tiene que buscar a terceros para transmitir una triste idea... Complicado todo. Existe una foto definitoria, que se pudo ver esta última semana en algunos lugares. El entrenador, pizarra en mano, intenta explicar algo a cuatro futbolistas que le miran con cara de no estar entendiendo nada. Si ya tiene ante sí una tarea ardua, no poder expresarse ante el grupo va a suponer un handicap mucho mayor que la dinámica perdedora en la que está instalado el equipo. Algo parecido se vio en el último partido, intentando gritar ordenes desde la banda que al final tenían que salir a traducir otros.

Sobrevivir al calendario. Qué bien le vendría ahora a Neville un parón de selecciones... oh vaya, que se tendría que ir con Inglaterra. A todo lo expuesto hay que sumarle un calendario con tres partidos por semana en un año donde apenas se parará por navidades, lo que quiere decir que en cuanto empiece enero, habrá liga los domingos y copa los miércoles. Y enseguida llegará la Europa League en febrero. En estas condiciones es complicado poder 'machacar' conceptos con tranquilidad y asentar ideas.

Trabajar en competición, con la exigencia del resultado, es un arma de doble filo. Le vendrá bien para aplicar con inmediatez y en situaciones reales algunas cosas, pero difícilmente tendrá el tiempo necesario para mejorar los errores con el tiempo requerido. Ante eso hizo algo que me gustó mucho. Neville cuenta con tres analistas, dedicándose en exclusiva a analizar y a desmenuzar a cada uno de los tres próximos rivales con tal de poder ganar algo de tiempo. Un gesto de tipo listo.

Gestionar las expectativas. Neville mola porque dicen en Inglaterra que mola. Pero no deja de ser un acto de fe el que hay que hacer con él -asunto que el mismo entrenador admite, "si siguiera en mi puesto de comentarista hubiera cuestionado un nombramiento como el mio"- . Un halo de fortuna es que el aficionado ya da por perdida la temporada. A siete puntos de la Champions, el Valencia tendría que sumar 50 de los 69 que quedan en juego para tener alguna opción de quedar 4º.

Atendiendo al panorama, hoy en día se antoja complicado esperar una reacción tan fulgurante. Así que pocas exigencias va a tener, y menos expectativas, en la competición madre. Tiene cierto margen para la derrota. Y ante eso, la Europa League puede ser una buena tabla de salvación al tratarse de una competición que, al menos en sus primeros pasos, te permitirá competir a un ritmo menos exigente que la Champions, y es un trofeo que viene con premio doble. Un título con billete para la próxima edición de la máxima competición continental. Tal vez ése sea en estos instantes el camino más sencillo para volver a la élite.

En conclusión, si esta aventura trae consigo las bases de lo que será el futuro bien habrá valido la pena asumir el riesgo. Neville tiene ante sí la oportunidad de hacer un Ranieri'97. De no conseguirlo, es aterrador el escenario que se vislumbra. El Angliru ante el Valencia.