Como en toda buena historia, los grandes giros no son casualidad. Banco Sabadell, que abandonó Cataluña en 2017 en plena crisis del procés, ha decidido regresar a su tierra natal. Pero este regreso no es ni romántico ni inocente: está marcado por una OPA hostil lanzada por BBVA y una Cataluña que sigue lidiando con las consecuencias económicas y políticas de años de inestabilidad.
El procés no solo fracturó políticamente a Cataluña, también le pasó una factura económica considerable. Durante esos meses de incertidumbre, más de 7.000 empresas movieron su sede social fuera de la comunidad, entre ellas pesos pesados como CaixaBank y Banco Sabadell. Aunque muchos intentaron restarle importancia, los datos no engañan: el PIB per cápita de Cataluña ha crecido un 22,73% entre 2016 y 2023, por debajo del promedio nacional (28%). Esto ha llevado a que la comunidad pase de representar un 119% de la media española en 2016 a un 114,1% en 2023, el porcentaje más bajo en más de 20 años.
El regreso del Sabadell no responde únicamente al corazón"
¿Por qué importa? Porque esta fuga de empresas no solo afecta las cifras macroeconómicas, también significa menos inversión, menos empleo y, en general, una economía que se estanca frente al avance del resto de España.
El regreso del Sabadell no responde únicamente al corazón. La decisión está estrechamente ligada a la OPA hostil lanzada por BBVA, que busca absorber al banco alicantino. Para los directivos del Sabadell, volver a Cataluña podría ser una jugada estratégica para fortalecer su identidad y autonomía, un “volver a casa” que simboliza resistencia frente a un gigante. Sin embargo, detrás de este movimiento también se encuentra un delicado equilibrio político.
La Generalitat, con el actual Gobierno del PSC en coalición con ERC, ha manifestado su rechazo frontal a la OPA hostil, un rechazo que también comparte Moncloa. Pero lo interesante aquí es que, tras los pactos de investidura entre Pedro Sánchez y ERC, el Gobierno español tiene ahora mucho más que decir. Y es que, en este caso, las “razones de interés general” no son solo económicas, sino profundamente políticas.
El Gobierno podría vetar la fusión desde el principio o, como establece el artículo 60 de la Ley de Defensa de la Competencia, imponer condiciones obligatorias. Esto ya se está explorando, dado que la Comisión Nacional de Mercados y de Competencia (CNMC) ha pasado el expediente a segunda fase. Pero el matiz político lo dejó claro Pedro Sánchez en unas declaraciones recientes: “Tenemos que considerar aspectos como la cohesión social y territorial”. Traducido: ERC lleva la sartén por el mango, y Sánchez necesita cuidar a su socio clave, que lo mantiene en el poder.
"Mientras las decisiones sigan supeditadas a equilibrios políticos y las pymes huyan de un entorno fiscal incierto, la recuperación económica de Cataluña seguirá en el aire"
¿Podría Moncloa permitir que un banco catalán sea absorbido por otro con sede en otra comunidad autónoma, justo cuando ERC marca el ritmo del tablero político? Parece poco probable. En este escenario, el regreso del Sabadell a Cataluña no solo es una decisión económica, sino un movimiento calculado para ganar tiempo y autonomía frente a esta operación.
Que Banco Sabadell vuelva a Cataluña es simbólico, pero no garantiza un cambio estructural. Mientras las decisiones sigan supeditadas a equilibrios políticos y las pymes huyan de un entorno fiscal incierto, la recuperación económica de Cataluña seguirá en el aire.
Más que un final feliz, el regreso del Sabadell abre otro capítulo donde economía y política vuelven a ser piezas del mismo tablero.
Isabel Martinez Conesa
Directora de la Cátedra de mujer empresaria y directiva
Catedrática Universidad de Murcia