VALÈNCIA. Mientras la horda mediática madridista se afana en buscar compensaciones soterradas frente la inexistente penalti pitado a favor del Real Madrid; y mientras, también, algunos se encargan de hacer demagogia desde el club valencianista, calificando de robo lo que fue un robo, sí, pero haciéndolo de la peor de las maneras posibles. Decía que, mientras toda esta gente (fanáticos convertidos en estrellas de los medios, olvidándose que un periodista nunca es noticia en sí, sino aquel que debe velar por la objetividad) hace todo el ruido del mundo en torno al posible penalti de Piccini, haciendo encuestas a la audiencia, como si esta fuera un criterio o un juez objetivo, olvidando la expulsión, previa, de Casemiro o la de Mendy, por ejemplo, aquí estamos pasando por alto un detalle que sí es la base del problema: la fragilidad del equipo de Bordalás y la incompetencia de Murthy al frente de este club, en representación del señor Lim (pues al club, como sabemos, no lo representa nunca).
Para Bordalás hay solo siete futbolistas que tienen sitio seguro en su equipo y el resto le sobran completamente: Gayá, Soler, Duro, Foulquier, Wass, Cillessen y Guedes. Por su parte, Rendall, Guillamón, Alderete, Maxi y Marcos André no le molestarían, aunque en el caso de los dos fichajes traídos por él, según me dicen, está bastante descontento con el rendimiento general y sus prestaciones, aunque lo achaca a la mala inercia del equipo en su totalidad. El resto, si el club los pudiera cambiar por otros futbolistas, el técnico estaría encantado de hacerlo. Sin excepción. Es decir, más de media plantilla le sobra e, incluso, le molesta.
En el fondo, es como si traes a un campeón de moto GP para pilotar un Fórmula 1: está claro que son máquinas con motor, que es conducción y velocidad, pero no es lo mismo. Bordalás es consciente de que este coche no es suyo.
Decía que todo lo ocurrido en Madrid es una perfecta coartada para ocultar la verdad de lo que está ocurriendo en el club: anoche saltaba la alarma, a través de Vicente Fuster en Plaza Deportiva y refrendado por Manolo Montalt y Salva Folgado en 99.9 Plaza Radio, de que el Valencia estaría contemplando atender, solícito, a la petición del Atlético de Madrid por hacerse con el danés Daniel Wass. De la lista de imprescindibles para Bordalás, sacamos a uno. Olé por Meriton: no del lastre, no del montón de futbolistas que no le sirven al técnico, sino de los importantes, así, para que esté más contento. Luego le traemos a un Cutrone o a un Ferro de turno y, sin problema.
Y es que esta es la cuestión: el robo en Madrid es menos robo porque el Valencia no juega a nada más que a ser digno. Robo real era cuando el Valencia se jugaba algo y podía mirar a la cara al Real Madrid, pero en esta situación lo único que hemos hecho es no recibir un gol pasada la media hora de la primera parte. No más. Ese era el logro del equipo: que sí, que está claro que el penalti influyó, sin suda, pero más pronto o más tarde el Madrid te hubiese marcado gol, porque tú no juegas a nada y porque no sabes defender, del mismo modo que no sabes atacar. Y eso sí preocupa.
El Valencia CF es ya, a ciencia cierta, un equipo empequeñecido, que celebra una victoria como si no hubiese un mañana, cuando, anteriormente, eso debía de ser lo normal, al menos contra los equipos de van del sexto para abajo. El problema es que el Valencia CF es, ahora, uno de esos equipos de media tabla para abajo, queramos o no y juega en consonancia a eso. A mí me recuerda al Deportivo de la Coruña cuando comenzó su declive.
Hay que tomar decisiones serias y drásticas, que van mucho más allá de publicar o no un tweet que pone en duda la honorabilidad del campeonato. Ya lo sabemos: esto está diseñado para que lo ganen los mismos, pero no les pongamos tantas facilidades de por medio. Compitamos algo, aunque sea un poco, porque el Valencia CF acusa de robo, pero no se acusa internamente de incomparecencia futbolística: eso se calla, aunque los futbolistas importantes y el técnico lo dicen, esos sí. Y tan cierto es una cosa como es la otra. Y ocurrió también contra el Sevilla, el Betis, el Barcelona en varios momentos del partido, etc.
Que la nefasta actuación arbitral del pasado sábado no se convierta en una coartada perfecta para mirar a otro lado con respecto a la horrorosa planificación deportiva que venimos padeciendo desde años. Que tampoco sirva de escudo para nadie: no puede seguir esta ridiculez o esperpento defensivo al que nos somete este equipo en todos los partidos, con situaciones ridículas motivadas por profesionales, con malas decisiones, propias de jugadores que parecen estar al comienzo de su formación como futbolistas, con imprecisiones a la hora de tocar el balón fácil, etc. Lo dicho, que la desafortunada velada del sábado no nuble la realidad de lo que hay detrás: este equipo va justo de calidad y muy justo de oficio. Lo del robo ya lo sabíamos desde hace tiempo: no es repetitivo, señor Murthy, es ya una tradición muy bien asentada, lo que pasa es que conoce muy poco nuestra historia.